Ministro, trabajo para un ano

Cambio constante. Los ministros del presidente Rafael Correa tienen el trabajo más inestable del país. Su cargo, en promedio, se acerca al año y medio de ejercicio.

Cambio constante. Los ministros del presidente Rafael Correa tienen el trabajo más inestable del país. Su cargo, en promedio, se acerca al año y medio de ejercicio. Y aunque más que duplica la permanencia en el puesto de sus antecesores en otros gobiernos, casi resulta más conveniente llevar la cuenta en días: 540. Y luego, a la calle. O a una embajada. O a la oposición. O, más comúnmente, a otro ministerio.

El rango ministerial se trata de un cargo de libre remoción, claro está, bajo la confianza del presidente. En función de esta, Correa ha firmado la posesión de un ministro en 223 ocasiones. Un número nada despreciable si se tiene en cuenta que, entre supresiones, divisiones, fusiones y creaciones, Correa ha administrado 52 carteras en su era; un promedio histórico de cuatro ministros por ministerio, según la revisión de EXPRESO.

No significa esto que la pluralidad de nombres sea la marca y seña del gabinete presidencial, más bien sus colaboradores pertenecen a un círculo político evidentemente finito que pueden hacer que el siempre citado poeta Javier Ponce salte de la secretaría presidencial hasta la Defensa de la nación y aterrice luego en el manejo de la Agricultura.

La confianza es la clave en este juego de ir y venir. A diferencia de los tres gobiernos anteriores, donde la permanencia promedio de un ministro oscilaba entre los 160 y 200 días en el cargo, Correa ha impreso en su gabinete la estabilidad. A su forma, claro, aún distante de las democracias donde la plana mayor del Gobierno está pensada para el período completo.

Esta lectura de estabilidad es compartida por el independiente Fernando Bustamante, otrora oficialista y dos veces ministro del régimen, para quien el panorama responde a la tranquilidad política de la que goza el Gobierno: “antes los ministerios eran la moneda de cambio o víctimas de una fiscalización que los arrinconaba, casi virulenta”, dice Bustamante, quien dejó el gabinete tras notar “el distanciamiento” entre sus concepciones de seguridad y las del régimen.

Los exministros del Gobierno coinciden en describir a Correa como un “microgerente” que intenta tener el mayor control posible dentro de las carteras que delega. “Tiene un enorme control sobre los ministros, el máximo posible”, asegura uno de ellos, quien describe al primer mandatario como un hombre “capaz de no llamarte en semanas o levantarte a las tres de la mañana para pedir explicaciones”.

Fausto Ortiz, exencargado de las finanzas nacionales, atribuye la fragilidad temporal del gabinete a las carteras que enfrentan “temas calientes como las salvaguardias en Comercio Exterior” que terminan por desgastar al nombre principal hasta la firma de la renuncia.

Eso podría explicar cómo Defensa, donde los militares han protagonizado roces públicos con el Gobierno; Hidrocarburos, sujeto a investigaciones por denuncias de corrupción; así como Cultura, hayan tenido ocho funcionarios al frente del ramo, cada uno. Las listas largas, con más de cuatro encargados por cartera, pueden leerse en la mitad de ministerios de esta era: 23, para mayor precisión.

Sin embargo, no solo son varios los ministerios que tienen muchos ministros; hay también muchos ministros que han tenido varios ministerios. Ejemplo vivo de aquello es Ricardo Patiño, quien ha tenido a su cargo: Finanzas, Coordinación Política, Litoral, Cancillería y Defensa.

Eso es lo que el exministro Alberto Acosta, hoy opositor, denomina como “el gabinete del carrusel” donde los nombramientos son “una suerte de puertas giratorias, todos se van acomodando, van cambiando de caballito, salvo una excepción, claro. Porque alguien debe estar bien aferrado a la silla”.

La referencia sin nombre propio apunta hacia Alexis Mera, quien ocupa la Secretaría Jurídica de la Presidencia desde el 15 de enero de 2007, cuando Correa asumió el poder. Un logro que comparte con Freddy Ehlers (del Buen Vivir) como los únicos escritorios ministeriales donde no ha llegado aún la revolución del cambio.

Los motivos

¿Por qué se van del cargo?

El archivo de este Diario recoge la dimisión y el cambio de los 243 movimientos ministeriales de la era correísta. De estos el 60 % corresponde a una reestructuración de gabinete, previamente anunciada por el presidente con cambios de tres, cinco, nueve o hasta once nombres en un mismo decreto. Sin embargo, otro 30 % se suscribe dentro de “motivaciones personales” que, como Fernando Bustamante utilizó en su momento, “es el lenguaje diplomático para no hacer públicas situaciones incómodas o de difícil explicación”, describe, años después de acogerse al principio. Solamente un 10 % de los movimientos ministeriales responde a discrepancias públicas que, como en el caso de Fausto Ortiz, quien salió del Gobierno tras negarse “a firmar un acta distinta a la que ya había firmado”, rara vez terminan en el conocimiento público. Muchos otros, como Alberto Acosta en su momento, quien dejó el Gobierno por la Asamblea Constituyente, abandonan el gabinete por otras funciones.