Las sospechas de la existencia de explosivos, armas y municiones llevó a cuatro expertos militares a la Mina Vieja —una de las ciudades de plástico— levantada en las montañas de la parroquia la Merced de Buenos Aires, cantón Urcuquí, provincia de Imbabura.

Al sitio se puede acceder tras dos horas de atravesar un camino estrecho, lodoso, lleno de piedras y de las cosas que abandonaron casi 3.000 personas dedicadas a actividades relacionadas con la minería ilegal que salieron entre el jueves y ayer.

Los militares pertenecen al Batallón 68 Cotopaxi de Sangolquí, Pichincha. Fueron a hacer un barrido en la ciudad abandonada para verificar y descartar la existencia de artefactos explosivos. Llevaron en sus mochilas un detector de metales y equipo de arpeo que sirve para la remoción a larga distancia. Además de ellos, 120 militares llegaron a la mina para brindar seguridad y apoyo a los miembros de los grupos tácticos de la Policía, que desde el medio día del jueves asumieron el control territorial de la zona aurífera.

Son del comando operacional numero 4 Amazonas acantonado en Atuntaqui, Imbabura. Fueron los primeros en llegar el jueves antes que la Policía asuma el control.