El milagro de la vida en medio de la catástrofe

El milagro de la vida en medio de la catastrofe

Tener a Luis en sus brazos le devolvió la esperanza. Aunque llegó dos semanas antes de lo previsto, el pequeño (que nació ayer a las 07:00, en el hospital Verdi Cevallos, de Portoviejo) inyecta alegría a su familia.

María Fabiola Mero, ama de casa de 25 años, agradece a Dios por su vida y la de su pequeño. El sábado, mientras se encontraba en casa (en la vía a Montecristi) con su niña de tres años y su sobrina, vivió el terremoto de 7,8 grados. “Pensé que era el fin del mundo”, contó a EXPRESO mientras alimentaba al recién nacido sentada en la cama del hospital.

Ella es una de las cinco madres que permanecen en la sección de Obstetricia, habilitada en el comedor del hospital. Según comenta Beatriz Rodríguez, directora del área, desde las 19:00 del sábado en la capital de Manabí han nacido 20 niños. Tres después del terremoto y siete en total durante el día de la tragedia.

En Obstetricia los tiempos tuvieron que reorganizarse. En un parto normal las mujeres permanecían 24 horas después del alumbramiento, pero ahora son 12 horas de posparto. En cesárea las 72 horas se convirtieron en 24.

El temor de María renace cuando recuerda la noche del sábado. Las paredes de la casa se le vinieron encima y tuvo que dormir en la sala. Recuerda que sus vecinas no corrieron con tanta suerte y salieron con sus colchones a la calle.

En Portoviejo, una psicóloga trata de tranquilizar a las madres. Les pide que mantengan la calma para que no transmitan angustia a sus pequeños hijos. María levanta su mirada, que tenía fija en su bebé, y trata de asentir.

Intenta olvidar que, durante el terremoto, creía que sería su final y el de su pequeño. Pasó despierta toda la noche. “Ahora lo importante es que está bien”, se consoló. Espera que la angustia vivida el último mes, los dolores de estómago y el riesgo de aborto queden en un mal recuerdo. Hoy dejará el hospital. Pocos estarán para recibirla en la casa de la Estancia Las Palmas: sus hermanos viven lejos. Quiere volver para retomar la vida y dejar atrás el terrible episodio que, hasta el momento, ha cobrado la vida de 480 personas.

En Esmeraldas, tres mujeres provenientes de Muisne, una de las zonas más afectadas por el terremoto, han dado a luz desde el 16 de abril. Todas por parto normal y sin complicaciones, según Diego Mero, director del hospital Carlos del Pozo de Muisne, que está cerrado por el sismo.

Los médicos de esta casa de salud están ahora atendiendo en carpas en los cuatro albergues instalados tras el temblor. A ellos se han unido colegas de Imbabura, Carchi y Sucumbíos.

Entonces, ¿los partos se dieron al aire libre? Mero explicó que no. “Hubo tiempo de trasladar a las madres a Atacames. Pero si se presenta un caso de expulsión repentina (del bebé), lo podemos atender donde sea”, aseguró a EXPRESO.

En Esmeraldas se da un promedio de dos mil partos anuales. En Muisne diez al mes. Por eso, la llegada de las embarazadas muisneñas no resultó novedad en el hospital Juan Carlos Guasti de Atacames.

“Ellas están bien, pero como vienen de una zona impactada por el temblor es mejor dejarlas descansar. Nuestros especialistas conversan mucho con ellas, porque hay que evitar revictimizarlas” comentó la directora zonal de Salud, Bernarda Salas, antes de regresar a sus labores.

Tener a Luis en sus brazos le devolvió la esperanza. Aunque llegó dos semanas antes de lo previsto, el pequeño (que nació ayer a las 07:00, en el hospital Verdi Cevallos, de Portoviejo) inyecta alegría a su familia.

María Fabiola Mero, ama de casa de 25 años, agradece a Dios por su vida y la de su pequeño.