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Las mil cartas de amor de François Miterrand

¡Oh! deseo de tus brazos, de tu ser, del fuego y la ola, del grito que nos deja al borde de otro mundo...”. Las cartas de amor del presidente François Mitterrand (1916-1996) a su amante Anne Pingeot conmueven a Francia.

Epístolas. Mitterrand escribió a Pingeot por espacio de tres décadas.

¡Oh! deseo de tus brazos, de tu ser, del fuego y la ola, del grito que nos deja al borde de otro mundo...”. Las cartas de amor del presidente François Mitterrand (1916-1996) a su amante Anne Pingeot conmueven a Francia.

Las 1.218 cartas, enviadas entre 1962 y 1995 por Mitterrand a su amada, editadas por Gallimard, salieron a la venta ayer. Sorprende la calidad literaria de esta correspondencia y el estilo de quien gobernó Francia entre 1981 y 1995 y fuera un gran amante de la literatura.

Algunas cartas son vibrantes poemas de amor. La primera de todas, fechada el 19 de octubre de 1962, es la de un tímido enamorado de 46 años. Entonces senador, Miterrand promete a “Mademoiselle Anne Pingeot” enviarle un libro sobre Sócrates. “Este libro será el mensajero que le transmitirá el fiel recuerdo que tengo de algunas horas de un bello verano”, reza un pasaje.

Anne tenía entonces 19 años. Era considerada, legalmente en aquella época, menor de edad. François y Anne se habían conocido aquel verano en el balneario galo de Hossegor.

Mitterand ya había sido varias veces ministro y estaba casado, desde 1944, con Danielle Gouze. Tenían dos hijos.

En las primeras cartas la trata de “usted”. Solo después de un viaje a Ámsterdam, en mayo de 1964, pasarán al “tú”. Y entonces se vuelven más íntimas. “Amo tu cuerpo, la alegría que corre en mí cuando soy dueño de tu boca, la posesión que hace arder en mí todos los fuegos del mundo, el surgir de mi sangre adentro tuyo, el placer que arroja el volcán de nuestros cuerpos, llama en el espacio, incandescente”, le escribía en una epístola.

En raras ocasiones aflora la política; a veces asoman los celos. “Imaginar que puedas pertenecer a otro, físicamente, es algo atroz”, admitía en septiembre de 1970.

En diciembre de 1965, Mitterrand fue por primera vez candidato a presidente, pero hallaba el tiempo necesario para escribir a su “Anne querida”. Cuatro días antes de la segunda vuelta, lamentaba no haber podido acudir a una cita. “Estoy triste, triste (...) un día sin tí, es demasiado tonto”, afirmaba.

En diciembre de 1974, Anne Pingeot estaba embarazada. El 7 de diciembre, una decena de días antes del nacimiento de su hija, Mitterrand le envió una lista de nombres posibles, y en caso de ser una niña, Mazarine era el primero en la lista.

En enero de 1975, escribía una carta dirigida a “Mazarine querida”. “Escribo por primera vez ese nombre. Estoy intimidado por este nuevo personaje que existe ahora sobre la Tierra y que eres tú”. La existencia de esta hija natural fue mantenida en secreto hasta 1994.

A partir de 1981 y con la elección de Mitterrand como presidente de la República, las cartas se volvieron menos frecuentes. El 9 de noviembre de 1981 le hizo saber que padecía cáncer de próstata y que el pronóstico vital era “de entre tres meses y dos años”.

El día del funeral de Mitterrand en enero de 1996, Francia y el mundo descubrieron en la ceremonia, de pie junto al féretro no lejos de la viuda oficial, Danielle Miterrand, la figura y el rostro de la discreta Anne.

Sin duda, la carta más conmovedora fue la última. Muy enfermo por su cáncer, descansaba en Belle-Île. “Mi felicidad es pensar en ti y amarte”. Sus últimas palabras serán: “Fuiste la suerte de mi vida. ¿Cómo no amarte más aún?”.