Microtrafico asedia colegios y barrios
El microtráfico es una lacra económica, social, psicológica y cultural que atenta contra la sociedad, la familia, la ciudadanía, etc. Sobre todo porque afecta la salud, mental y psicológica, de adolescentes y jóvenes. Por eso las diferentes autoridades policiales libran una guerra cotidiana que debe merecer el respaldo de todos. Ellas realizan múltiples acciones; tienen a su cargo la vigilancia, control y ejecución de medidas para que el microtráfico sea combatido. A ellos hay que otorgarles méritos por la importante labor que llevan a cabo.
Este no es solo un problema y tarea de vigilancia policial. Tiene que ver también con lo que hacen (o dejan de hacer) los diferentes sectores ciudadanos. Especialmente las autoridades educativas, los padres de familia, los dirigentes barriales y los diversos actores sociales que se deben comprometer para junto a la Policía pelear esta guerra, que busca proteger y salvar adolescentes y jóvenes de Guayaquil.
Antes se decía que los microtraficantes, bajo diferentes modalidades de organización, asediaban y atacaban solo los barrios y sectores urbanos-marginales. En ellos, esos destructores de la vida humana se habían entronizado y los habían tomado como territorios propios para desplegar y desarrollar su acción destructora. Las investigaciones y la información policial han establecido que ya no son solo esos sectores sino también los sitios cercanos a escuelas y colegios públicos y privados. Incluso parques, zonas de diversión y de concentración de jóvenes y adolescentes.
La Policía tiene identificados los sitios más vulnerables en Guayaquil, llamados “zonas críticas”, que son: El Fortín, Pascuales, Isla Trinitaria, Guasmo Sur, Bastión Popular y la avenida Portete hacia el suburbio. Asimismo, algunos colegios privados.
Se ha dicho que “Guayaquil es la ciudad que más sufre por la droga”. En ella se registra el mayor número de delitos y presos por macro y microtráfico.
En algunos colegios, especialmente privados, y unos pocos públicos, se han instalado cámaras de seguridad que vigilan al interior y exterior. Incluso los padres de familia inspeccionan los alrededores de esos centros educativos.
El microtráfico es un grave problema que debe comprometer a todos. Solo así podrá vencer la sociedad. Y las autoridades de escuelas y colegios deben también ayudar en este tema.