Hay partidos y partidos. Esos en los que te sale todo lo que practicaste en la semana y una que otra fantasía; hay también de esos oscuros que la pelota no llega a destino y los regates son adivinados por los defensas. Tan cuesta arriba que el director técnico decide sustituirlo.

Así han sido las últimas presentaciones de Damián Díaz, un ‘10’ único en el fútbol ecuatoriano, quien ayer en la victoria 2-0 contra Fuerza Amarilla intentó revertir la situación y aunque no fue del todo así, volvió a sonreír con un gol (no anotaba desde el 28 de mayo ante Liga de Quito).

Decir que el partido del ‘10’ lleva la misma calificación de su dorsal sería mentir. Pero ayer el Kitu pasó de un 5 en rendimiento, a un sólido 8. Colaborador, siempre presente, dueño de las pelotas paradas y autor de un gol.

Y es que Díaz reconoce su debacle y sus compañeros lo acompañan. Jonatan Álvez, Osvaldo Minda y Washington Vera chocaron su mano con él para levantarlo, luego de uno que otro yerro.

Las manos en su cabeza y las constantes disculpas dejaban claro que el Kitu no era ajeno al bajón. Pero no dejó de correr, de buscar esa pared que termine en un disparo de media distancia o el inicio de una jugada que culmine dentro del área de Fuerza Amarilla.

Los aplausos del público y el abrazo con su compañero Ariel Nahuelpán marcaron el final del partido del Kitu. A pesar de no estar en su mejor momento, no deja de pelear para vivir de vuelta sus mejores días.