La mejor Nochebuena

La mejor no es aquella que se da como consecuencia del delirante hiperconsumismo, instalado en el corazón de la humanidad, que enajena su lado más sensible, tierno y capaz de producir y recrear amor, ternura y justicia, sino la que puede, desde una efectiva praxis cristiana superar odio, destrucción, guerra, muerte y corrupción. La mejor Nochebuena no se espera pasiva en la iglesia sino que antes del 24 se sale al encuentro de la humanidad, especialmente de los niños pobres, para crear una sociedad de justicia, libertad, equidad, progreso y bienestar. Mucho se dice y escribe de la Nochebuena y la Navidad: negándolas, reafirmándolas o creando un rito báquico donde su sentido íntimo y último está destruido. Esta sociedad planetarizada y cada vez más interconectada, aunque nada solidaria, se niega a entender la frase cristiana: “dar de beber al sediento y dar de comer al hambriento”; nadie la asume. Por eso se entregan y encierran egoísta y patológicamente en una delirantemente celebración donde los niños pobres y la miseria de muchos no cuentan.

Estimado lector, piensa: ¿cuántos niños y familias pobres, hoy que tú tendrás cena y vino, carecen de lo elemental para celebrarla? Para ellos Santa Claus es un constante ausente. Se quedó y extravió en los barrios opulentos y de clase media que tienen todo, mientras miles de niños en la ciudad y el país no tendrán un mendrugo de pan, ni chocolate, ni comerán pavo o gallina. Pues como dice el papa Francisco, “el Niño que nace nos interpela: nos llama a dejar los engaños... para encontrar de nuevo en la sencillez del Niño Dios, la paz, la alegría, el sentido de la vida... en esa noche, los pastores, que estaban entre los marginados de entonces. Pero ninguno está marginado a los ojos de Dios y fueron justamente ellos los invitados a la Navidad. Quien estaba seguro de sí mismo, autosuficiente se quedó en casa entre sus cosas; los pastores en cambio «fueron corriendo de prisa» (cf. Lc 2,16)... dejémonos interpelar y convocar en esta noche por Jesús, vayamos a él con confianza... Dejémonos tocar por la ternura que salva” porque nos comprometemos con los pobres. Por eso la mejor Nochebuena la hacen tus acciones de amor y solidaridad hacia ellos.

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