El capitán de navío en servicio pasivo, Nelson Sarmiento, quien dirigía en esa época el centro de formación naval, recibió el reconocimiento de los asistentes.

Un mar de recuerdos

Selección. En la promoción de especialistas de la promoción de 1978 de la Armada al final se graduaron 350 de los 1.500 aspirantes que ingresaron.

Para doscientos marinos que hace 40 años se incorporaron en las distintas áreas y especialidades de la Armada del Ecuador, los recuerdos de esa etapa de sus vidas están intactos. Así lo demostraron el sábado al reencontrarse en la Base Naval de Salinas, en donde vivieron momentos de inmensa alegría.

La ocasión también sirvió para reiterar la gratitud a los oficiales que fueron sus formadores y que ahora están jubilados. “Sus normas y disciplina inculcadas han sido parte fundamentales en nuestras vidas”, le dijo el suboficial en servicio pasivo y coordinador general de la reunión, Valentín Cucalón, al capitán de navío en servicio pasivo, Nelson Sarmiento, quien en ese entonces dirigía el centro de formación naval.

Los abrazos y expresiones de reconocimiento de sus “muchachos”, como aún los llama Sarmiento, hicieron derramar lágrimas de felicidad al exoficial de 84 años. “Algo bueno debí haber hecho por ustedes para que aún me recuerden”, les dijo en respuesta.

Como en aquellos días en la institución naval, todos de pie y firmes aplaudieron a Sarmiento en su ingreso al acto. Muchos de los presentes no lo veían desde que dejaron el uniforme. “Está igualito mi comandante”, eran las expresiones que se escuchaban.

En la cita, llena de algarabía y anécdotas, Efraín Mantilla Villacreses, quien en abril de 1978 se incorporó de tecnólogo naval junto a un grupo de sus excompañeros sonreían al recordar las vivencias junto a su exinstructor Wilfrido García, otro de los invitados especiales en la ceremonia.

“Siempre repaso sus palabras: que el honor y el orden engrandecen al hombre”, le expresó Efraín a García. “Ahora le agradezco por los castigos, eso nos sirvió de mucho en la formación como navales”, reconoció también el médico Carlos Macías Araujo, del grupo de los profesionales especialistas.

Recorrer las instalaciones del sitio castrense llenó de nostalgia a muchos de los asistentes. Si bien encontraron grandes cambios, notaron que aún se conservan varios lugares como los de práctica y el área donde hacían ejercicios físicos. “Es como volver a casa”, expresó Luis Alberto Bustamante.

Varios exmarinos les mostraban a sus familiares aquellos sitios considerados estratégicos en el regimiento naval. “Aquí está mi nombre”, resaltó con entusiasmo Rafael Jacho, al ver una placa que se expone con su identificación en la galería de las promociones.

La cita incluyó juegos de destrezas aprendidas en su etapa naval, entre estos el bautizo marinero, nudos de cabos y otros que se efectuaron al pie de la playa. Pero el desempeño ya no era igual. “Los años no pasan en vano, ya no estamos físicamente como antes”, reconoció sonriente Benjamín Rosales, luego de su participación.