Argentina. El presidente Mauricio Macri durante un evento oficial.

Macri cambia de tacticas para ganar las elecciones

La campaña es solo un símbolo de que Macri ha entendido que en Argentina para ganar hay que usar algunas técnicas muy desarrolladas por el peronismo.

Cristina Fernández de Kirchner utilizó como nadie una herramienta infalible en Argentina: la publicidad política en el intermedio de los partidos de fútbol. En un país donde incluso las abuelas siguen a la selección, esos minutos de oro eran aprovechados para publicar vídeos propagandísticos de la presidenta inaugurando obras. La expresidenta fue muy criticada por ese abuso. Pero en los últimos meses, con una economía que no remonta tan rápido como se esperaba mucha gente del entorno de Mauricio Macri le pedía que aprovechara esa posibilidad que le da la ley.

Finalmente lo hizo la semana pasada, pero a su manera. Un anuncio oficial del Gobierno sin relator, solo con el sonido ambiente de las máquinas trabajando en varias autopistas, y con el mensaje de “haciendo lo que hay que hacer” apareció en el partido Argentina-Chile el pasado jueves. Macri no aparece ni habla, al contrario de lo que pasaba con Kirchner. Pero la estrategia es similar. Es el inicio de una gran campaña para tratar de remontar en las encuestas y enfrentar un año electoral muy complicado, que empieza con las primarias de agosto y acaba en octubre con la renovación de buena parte del Parlamento.

La campaña es solo un símbolo de que Macri ha entendido que en Argentina para ganar hay que usar algunas técnicas muy desarrolladas por el peronismo.

El presidente ya está en campaña y usará todo lo que tenga a su alcance. “Macri se va a tener que volver populista para vencer al populismo”, ironiza Eduardo Fidanza, presidente de Poliarquía, una de las principales encuestadoras del país. “La gente quiere del presidente un liderazgo más fuerte. No me sorprendería que usara la cadena nacional como Cristina”. “En febrero el Gobierno empezó a mostrar por primera vez más desaprobación que aprobación. Estamos volviendo al escenario del ballotage, donde ganó solo por tres puntos. El 40 % nos dice en las encuestas que tiene dificultades para llegar a fin de mes. Cristina Kirchner tiene una imagen positiva del 46 % en el conurbano de Buenos Aires. Aun así creo que Macri no lo tiene tan difícil porque conserva una buena aprobación y el peronismo está dando un espectáculo muy malo de división y radicalismo”, sentencia Fidanza.

El último punto de ese giro es el de los pagos en cuotas. El Gobierno intentó hace dos meses reducir esos precios eliminando el concepto de “cuotas sin interés”. Obligó a los comercios a dejar claro cuál era el interés que se pagaba por 18 cuotas. Pero fue un fiasco. Los precios no bajaron y el consumo se frenó: los argentinos no están preparados para renunciar a ese anabolizante de las cuotas. Así que el Ejecutivo ha decidido dar marcha atrás y de nuevo volverán las cuotas sin interés y se ampliarán los programas de ayudas del Gobierno para promover el consumo y relanzar la economía en año electoral.

La gran ventaja política de Macri sigue siendo la división de la oposición, que no logra organizar la sucesión de Cristina Fernández de Kirchner. Ella mantiene una enorme influencia a pesar de estar casi retirada, aunque visita con frecuencia la capital. Pero no basta. Por eso el Gobierno ha puesto en marcha toda la maquinaria para dar la vuelta a un ambiente de gran preocupación en el electorado macrista.