Antes de llegar a Ecuador, Marina Menegazzo (izquierda) y María José Coni visitaron Lima y el Cusco.

‘Las victimas de Montanita vendian ensaladas de fruta y no tenian vicios’

Las conocían por sus ensaladas de fruta y por las hamburguesas. Para sumar unos pesos, Marina y María José acostumbraban venderlas en la playa, al final de la calle de los cócteles, en Montañita-Santa Elena.

Tras el trágico final que tuvo la vida de Marina Menegazzo, de 21 años, y María José Coni, de 22, en Montañita, medios de Argentina repasan los últimos momentos de las víctimas.

Según información de La Nación, Marina y María José compartían una habitación en un hostal ubicado cerca de la Casa Comunal de Montañita. Pagaban 10 dólares por día por un cuarto angosto, con ventana a la calle, con una cama sencilla cubierta con sábana de flores y un pequeño lavamanos que estaba pegado a la pared.

En el hostal tenían libre acceso a la cocina, donde preparaban hamburguesas y ensaladas de frutas que vendían casi a diario. Mientras preparaban esos alimentos, las pudo conocer un poco más la administradora del hostal, que más bien parece una casa familiar.

“Hablaba más con la alta, la de cabello negro. Pero eran unas niñas muy tranquilas. Por aquí ha pasado mucha gente que viene a perderse, a buscar alcohol, diversión desmedida. Pero ellas eran diferentes. Todos los días llamaban a sus familias y se sentaban aquí para hablar con ellos”. Y señala a una pequeña sala, con algunos sofás amontonados junto a la puerta de entrada.

Las conocían por sus ensaladas de fruta y por las hamburguesas. Para sumar unos pesos, Marina y María José acostumbraban venderlas en la playa, al final de la calle de los cócteles, en Montañita-Santa Elena.

Ahí pasaban, del lado del acantilado, donde suelen reunirse los argentinos que visitan esta balneario. Así lo recuerda Mati, un bonaerense que vive en esa comuna desde hace tres meses.

“Ellas eran gente súper tranquila, alejadas de cualquier vicio, de cualquier situación de conflicto”, dice Mati. Sus vacaciones en Ecuador, país al que llegaron el 22 de enero, eran parte de las cortas conversaciones que las chicas mantuvieron con este y otros argentinos que estaban de paso por Montañita.

La mañana de ayer, algunos argentinos las recordaban en las calles, copadas por locales rústicos y coloridos. “Cuando me enteré que eran esas pibas, yo caí; porque las había visto uno o dos días antes”, le contó Mati a un compañero. “No, y aparte, siempre vendían en la playa boludo”, le respondía.

Después de 11 días en ese lugar, María José y Marina se despidieron, tomaron sus mochilas y dejaron el hostel al mediodía del lunes 22 de febrero. “Nunca me dijeron que no tenían dinero -dice la administradora, sentada detrás de la puerta-. Si era así, hubiera dejado que se quedaran unos días más, como ya hemos hecho con otros huéspedes que esperan hasta que les hagan una transferencia”.

Cuando los familiares de estas dos chicas solidarias y amantes de los viajes no lograron contactarlas el 22 pasado, comenzó la desesperación.