
El ‘sultan’ Cunha
A medida de que la investigación de la trama corrupta de Petrobras escarbaba en las cuentas del expresidente de la Cámara de los Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, se perfilaba más nítidamente su estilo de vida. El Supremo Tribunal Federal suspendió
A medida de que la investigación de la trama corrupta de Petrobras escarbaba en las cuentas del expresidente de la Cámara de los Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, se perfilaba más nítidamente su estilo de vida. El Supremo Tribunal Federal suspendió el jueves su mandato, como diputado y como presidente del Parlamento, por usar su cargo para protegerse de acusaciones de corrupción, pero la lista de escándalos a los que se enfrenta es mucho más extensa de lo que se ha juzgado hoy.
La última de las cuatro denuncias contra Cunha, divulgada en marzo por la Fiscalía, detalla los carísimos gustos del principal gestor del juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff. En el texto, donde se acusa a Cunha de recibir más de cinco millones de reales ($ 1,4 millones) en sobornos, se afirma que los extractos de las cuentas secretas en Suiza del diputado demuestran “gastos completamente incompatibles como los rendimientos lícitos declarados del denunciado y sus familiares”. Gastos que, según el fiscal Rodrigo Janot, se pagaron con el dinero desviado de la petrolera estatal.
Entre las facturas de Cunha, llamó la atención del fiscal Janot un viaje a Miami de nueve días con la familia en la Nochevieja de 2013. Entre el 28 de diciembre y el 5 de enero, Cunha gastó 42.258 dólares, cuando el salario del diputado en aquella época era, según su declaración, de unos 8.500 dólares al mes (al cambio de 2013).
En aquellas vacaciones, la familia gastó más de $ 23.000 solo en hospedaje, pero hubo también comidas y cenas en restaurantes de lujo cuyas cuentas superaron los $ 5.000. Una de las cenas en Miami Beach el día 28 de diciembre, en un restaurante de comida asiática, superó los $ 1.000. Al día siguiente, el diputado se fue de compras y desembolsó $ 2.327 en la tienda Saks Fifth Avenue, que vende artículos de marcas como Fendi, Valentino o Yves Saint Lauren, y gastó otros $ 3.803 en la tienda de lujo Salvatore Ferragamo. Salir de compras fue un plan recurrente durante ese viaje para la familia Cunha, que acumuló otras facturas de Giorgio Armani ($ 1.595) o de Ermenegildo Zegna ($ 3.531).
Un mes después, Eduardo Cunha viajó a Nueva York y volvió a gastar en Salvatore Ferragamo $ 1.175, $ 909 en la tienda de Apple y $ 1.668 en el restaurante francés Daniel, gerenciado por el famoso chef Daniel Boulud. La cuenta de hotel en el Hilton, el día 12 de febrero de 2013, sumó $ 2.761 por una estancia de tres días.
Ese mismo día, Cunha viajó a Zúrich, en Suiza, donde los investigadores ya han encontrado por lo menos cinco cuentas secretas a su nombre, al de su mujer, la periodista Cláudia Cruz, y al de su hija Danielle Cunha. En ese viaje, del día 12 al día 16 de febrero, Cunha gastó más de $ 10.000 en estancias en tres hoteles diferentes.
El lujoso rastro del diputado se extendió hasta París, donde gastó $ 2.500 en un restaurante; a Barcelona, donde pagó $ 3.572 en un hotel, y hasta a San Petersburgo, en Rusia, donde liquidó una cuenta de un restaurante de $ 3.000.
La lista de cinco páginas de gastos detallados en la denuncia parece no terminar: $ 5.400 en la tienda de Chanel en Nueva York en septiembre de 2013; $ 730 en un bar de Venecia en marzo de 2014; o casi $ 6.000 por hospedarse en un hotel en Dubái en abril de 2014.
Janot resalta que los gastos, “pagados con dinero procedente de desvíos de Petrobras” continuaron incluso después de la elección de Cunha como jefe de los diputados en febrero de 2015. Solo ese mes, las facturas suman $ 31.800.
Los extractos bancarios de la hija Danielle y la esposa Cláudia Cruz, que se declara “ama de casa”, son igual de estrambóticos. El político, que recurrirá la suspensión de su mandato, siempre ha negado todas las denuncias en su contra.