El entrenador Jorge Célico junto a su hijo César.

Un ‘saltito’ para saludar a los tricolores

Familiares y amigos visitaron a los jugadores de la Mini-Tri.

Bydgostia amaneció fría el 23 de mayo de 2019. El viento soplaba con tal fuerza que los dientes de león estaban por todos lados.

Eran las 9:00 y en el lobby del hotel de la tricolor empezó el movimiento.

El primero en visitar el lugar fue César, el hijo del director técnico Jorge Célico. Él llegó al país la noche anterior con el resto de la familia. Están hospedados en otro lugar, así que la visita fue breve. Igual, esos minutos bastaron para que el estratega se alegre.

Minutos después, el silencio del sitio se rompió con el inicio de una obra en plena calle. La maquinaria empezó a perforar el suelo y eso provocó mucho ruido por unos minutos. Justo en ese instante apareció el jugador Sergio Quinteros en el exterior del edificio. Vestía el uniforme amarillo de entrenamiento, pero estaba con chancletas.

Conversó un momento con el directivo de Aucas, Esteban Báez, al tiempo que se quejaba porque no salían pronto sus compañeros. Ahí, Báez le aclaró que la práctica era en el gimnasio del hotel. Asustado, con temor a llegar atrasado, Quinteros se metió corriendo.

El ejercicio, según contó el preparador físico Diego Cuvi, sirvió para “sacarse la noche”, es decir, estirar los músculos y activarse de formar general.

Cinco minutos más tarde arribó el directivo del Imbabura, Luis Aguirre. Estaba acompañado por su esposa. Ellos buscaban a Quinteros, pero también querían hablar con Célico.

Aguirre decidió viajar para mostrar el respaldo al jugador de su club y también, aceptó, escuchar algunas ofertas. Su intención era atender lo que sea necesario para que el futbolista esté concentrado en el torneo.

Las visitas continuaron con hinchas ecuatorianos, algunos viajaron desde el país y otros aprovecharon que estudian o viven en países cercanos para darse una vuelta con la tricolor.