El barrio  organizado Nueva Aurora repartió avena caliente y pan con queso. La gente se acercaba y hacía filas para recibir la ayuda.

Una ‘manito’ en medio del caos

Vecinos organizados y voluntarios receptaron donaciones y brindaron apoyo a las personas involucradas en las manifestaciones. Comida y ropa se entregaron de forma gratuita.

Fuera de la terminal de buses Quitumbe, en el sur de la ciudad, una camioneta aparcó con ollas y cajas de pan en el balde. Se trataba de los vecinos del barrio Nueva Aurora, que en estas épocas de conflicto en el país se han dedicado a proporcionar alimento a las personas en situaciones vulnerables.

No han sido los únicos. A lo largo de toda la capital, muchos habitantes de varios sectores se han organizado para colaborar a indígenas, militares, policías y también a los animalitos. Les han dado comida, ropa, y, sobre todo, agua. Lo más necesario en estos momentos.

A los transeúntes que caminaban cerca, los voluntarios de Nueva Aurora les ofrecían un vaso de avena caliente y un pan con queso. Por esta ocasión, estos ‘ángeles’ escogieron este punto (Quitumbe) porque había viajeros que no pudieron salir de la ciudad por el feriado a falta de transporte, y no tenían cómo volver a casa porque tampoco había sistema de buses.

Patricio Venegas, dirigente de los voluntarios de ese barrio ubicado en el sur de la capital, comentó a EXTRA que desde hace siete años se han realizado este tipo de donaciones, sin embargo, el trabajo se acrecentó en estas fechas debido a las manifestaciones en el país. “Nosotros recorremos varios puntos de la ciudad y ayudamos a manifestantes, policías, militares y público en general. No estamos en ningún bando, solo brindamos apoyo a quienes lo necesitan”.

Unas 300 personas se dividen el trabajo, explicó. Esa camioneta estaba fuera de Quitumbe, pero había otras seis en el centro y en el norte de la capital. Los recursos, indicó Venegas, salen de las aportaciones voluntarias de quienes residen en Nueva Aurora.

Como los vecinos de dicha parroquia también hubo una variedad de barrios organizados que transitaron las calles recolectando donaciones de comida, cobijas y ropa para quienes estaban involucrados en las manifestaciones.

Ese fue el caso de Manuel Cosme, quien salió en su camioneta con su grupo de amigos a recorrer el sector de La Mariscal, en el norte de Quito, con un cartel que indicaba “Donaciones”. Allí, las personas apoyaron. “Unas 30 personas nos han venido a donar ropa y cobijas, sobre todo, porque esto luego nosotros entregamos a los hermanos indígenas que están luchando por la justicia”.

Algunas universidades de Quito también se sumaron a la noble causa. Por ejemplo, la Universidad Central habilitó su coliseo, ubicado en la Ciudadela Universitaria, para receptar donaciones y brindar apoyo a los manifestantes.

Además, otro punto se habilitó en ese mismo recinto educativo para dar ayuda, específicamente, a adultos mayores y niños pertenecientes a la comunidad indígena. “Las donaciones están que desbordan. La acogida ha sido increíble”, comentó Karla Cedeño, quien pasó su fin de semana tratando de ayudar a quienes más lo necesitan.

La Universidad Católica, ubicada en la avenida 12 de Octubre y Patria, se convirtió en un centro de apoyo y acogida y, en su puerta principal, colgó un cartel con la leyenda “Zona de paz. Ayuda humanitaria”. En un inicio, este centro educativo sirvió como refugio para los miembros de la comunidad indígena, pero luego se convirtió en un espacio de acogida.

Decenas de voluntarios fueron para repartir comida a los manifestantes, además para brindar ayuda médica (con la colaboración de los estudiantes de la facultad de Medicina) y para cuidar a los niños que, por obvias razones, no podían ir a las zonas de peligro.

En la Universidad Salesiana, ubicada en ese mismo sector, también se habilitó el coliseo para recibir a todo tipo de personas que requieren ayuda. Allí se receptaron, además, donaciones de comidas enlatadas, jugos embotellados, papel higiénico, pañales y demás artículos de limpieza.