La película Call me by your name (Llámame por tu nombre) es sin duda uno de los dramas del año por dos razones. Su forma idílica de contar la historia, que cautivó a la audiencia en el festival de Sundance 2017, y la repercusión que ha causado su trama de amor entre un profesor adulto y un adolescente a punto de cumplir su mayoría de edad.

Basada en el libro del autor egipcio André Aciman, la película del italiano Luca Guadagnino cierra una trilogía en su trabajo como cineasta. “Siempre es una suerte hacerte cargo de algo en lo que crees con fuerza. Me gusta hacer cosas que me apasionen”, especificó el realizador de Yo soy el amor (2009) y Cegados por el sol (2015). Y es justamente la palabra pasión la que encierra el sentimiento del largometraje, una pasión que se cocina a fuego lento, en el despertar sexual y la atracción carnal y la admiración por el intelecto.

La gran revelación actoral de esta cinta, que ya está en cartelera en las salas de Cinemark y Multicines de Guayaquil y Quito, es el actor franco-americano Timothée Chalamet. Un joven de 22 años con varias participaciones y vínculos en el espectáculo (fue novio de Lourdes León, hija de Madonna), pero que no ha sido hasta su interpretación llena de sentimiento de indefensión y vulnerabilidad ante el primer amor. Y lo hace pasando por todas las fases posibles: turbación, deseo, confusión, euforia, irascibilidad y tristeza.

En la próxima ceremonia del Óscar está nominada a cuatro categorías: Mejor película, Mejor actor (Chalamet), Mejor guion adaptado (James Yvory) y Mejor canción original (Mystery of love). La competencia es dura, pero según los críticos cinematográficos podría correr con la misma suerte de Carol el año anterior, solo obtendría buenas críticas y no llevarse estatuillas a casa. Aunque no gane, es meritorio verla antes de la ceremonia más importante del cine.