BATALLA DEL PICHINCHA
En la Cima de la Libertad, en el centro sur de Quito se cumplió la ceremonia por los 198 años de la Batalla del Pichincha.Cortesía

Con llamados a la unidad se cumplió la ceremonia por la Batalla del Pichincha

El jefe del Comando Conjunto y el vicepresidente hicieron un reconocimiento a los héroes que han luchado contra la pandemia de COVID-19

El vicepresidente Otto Sonnenholzner acompañó esta mañana al ministro de Defensa Oswaldo Jarrrín en la Cima de la Libertad, en donde se cumplió la ceremonia militar por los 198 años de la Batalla de Pichincha, ocurrida en 1822.

Unas 30 autoridades ocuparon la tribuna de honor, entre ellas la ministra de Gobierno María Paula Romo. Hubo el distanciamiento respectivo durante el acto en el que se destacó el trabajo de las Fuerzas Armadas durante la emergencia sanitaria para contener el avance del coronavirus en el país.

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Hubo la colocación de dos ofrendas florales en honor a los héroes de la batalla que fue la conclusión de una serie de revueltas iniciadas en 1809 en contra del ejército realista y que concluyó con la independencia.

El jefe del Comando Conjunto Luis Lara destacó la labor de los diferentes actores en la crisis sanitaria que afronta el país desde finales de febrero. Hizo un reconocimiento a médicos, bomberos, policías, personal sanitario y de las distintas instancias. Pidió unidad. Dijo que son momentos para demostrar que la sangre de héroes no se derramó en vano. Recalcó que la historia de Fuerzas Armadas está unida a la historia de la patria. “Seguiremos protegiendo a los ecuatorianos y el futuro de la patria con valor disciplina y esfuerzo, es una bendición permitirnos servir a nuestra patria”, concluyó.

El discurso del vicepresidente fue un llamado a la unión, al esfuerzo porque la lucha no es solo contra el coronavirus sino contra la corrupción, noticias falsas e intereses mezquinos de pocos. Llamó a poner a un lado los conflictos estériles y diferencias internas y externas. Pidió combatir la mentira con la verdad, la corrupción con transparencia. Fue reiterado su llamado a la unión para sacar al Ecuador adelante frente a la crisis sanitaria, económica y social. Expresó que después de ver a médicos en hospitales jugándose la vida, "duele mucho saber que habían tres o cuatro pillos que se enriquecían a costa del dolor ajeno” al que calificó como un hecho criminal que genera indignación.

Insistió en que las obras no son de los políticos sino de los ciudadanos. Pidió que “la próxima vez que quieran decir que una obra es suya diga cuánto pusieron de su bolsillo”.

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El segundo mandatario recalcó que se está entrando en una fase de recuperar las libertades, pero recordó que la libertad más que un derecho es una responsabilidad por lo que hizo un llamado a cumplir con disciplina las normas, el distanciamiento social, porque “la disciplina de hoy nos permitirá abrazarnos mañana”.

Finalmente aclaró que no llegó por un cargo, por los honores, ni por un sueldo vitalicio al que aseguró haber renunciado desde los primeros días. “Que mis actos hablen más fuerte que mis palabras. En el momento en el que el cargo de vicepresidente se convierta en un impedimento para seguir en esa ruta, prefiero salir como siempre lo he dicho, igual que como entré en diciembre de 2018, de la mano de mi esposa y con la frente en alto”, finalizó.