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Un litigio de vecinos trastoca un plan de seguridad en Bellavista

Un comité colocó puertas y vigilancia privada en tres vías de ingreso. Pero un morador se opone y el Municipio alega que por ese reclamo se debe abrir una.

Seguridad. Un grupo de moradores considera que las cifras de delincuencia bajaron con el plan.

Inquietos y preocupados por su seguridad, alrededor de 20 representantes de la ciudadela Bellavista cuarta etapa, situada en el noroeste de Guayaquil, unieron sus voces para rechazar la decisión municipal de que una de las tres puertas que tiene su nuevo plan de resguardo permanezca abierta.

El plan de los vecinos, donde residen 230 familias, fue inaugurado hace cinco meses, luego de que los casos de robos, escopolaminizados, consumo de drogas e, incluso, de violación a una niña, los motivara a usar las rejas como método antidelincuencial, cuenta Sonia de Armas, coordinadora del Comité de Seguridad de la ciudadela Bellavista.

“Los ladrones habían hecho base en la ciudadela. Por eso nos organizamos. Hicimos un censo de las familias y establecimos una alícuota de $ 40 para solventar gastos de guardianía. Alrededor del 70 % de las familias apoya, pero no todos pueden pagar, así que hay quienes pagan $ 10, $ 20 y otros que no pagan”, señala la líder.

El proyecto tuvo un costo de cerca de $ 50 mil, que incluyó el pago de los dos primeros meses de guardianía. Mensualmente, ese servicio cuesta alrededor de $ 8.000, expone la directiva de la ciudadela.

El problema surgió cuando el Municipio rompió el candado de la tercera puerta, por pedido de un vecino, para que quede abierta todo el tiempo. Sin embargo, un grupo de moradores se niega a tenerla abierta porque, aseguran, las cifras en cero de delincuencia, que registraron durante los primeros meses del plan, se ponen en riesgo, puesto que consideran que la puerta es un punto de fuga para la inseguridad, explica el morador Miguel Rodríguez, quien ha vivido en la ciudadela por 28 años.

Además, según Armas, esta tercera puerta no estaba considerada dentro del plan, sino más bien se construyó para satisfacer un pedido de los vecinos, aunque, asegura, esa puerta no tenía justificación de construcción por encontrarse cercana a otra.

“Queremos tener un Municipio al que realmente le interese nuestra seguridad. No estamos hablando de una familia, ni de 10. Estamos hablando de más de doscientas. Entonces, no puede ser que por una cartita que firman dos personas, se destruya y afecte todo lo que hemos proyectado”, señala Carlos Cacao, morador.

Al habitante no le parece justo tampoco que el esfuerzo de recolectar fondos, mediante bingos para levantar la estructura en inicio, haya sido en vano, piensa y se desinfla.

No existe una normativa que avale la colocación de rejas en las ciudadelas. No obstante, desde la anterior administración municipal se permitieron los cercos en ciertos sectores por la necesidad de sentirse seguros por parte de los vecinos.

Del otro lado, el morador Marcos Vera, quien no está de acuerdo con el plan y asegura tener el respaldo de otros moradores, explica que no se debe cerrar la puerta, debido al tiempo de espera para entrar. “Hasta que el guardia abra, a uno ya le han pegado unos tres balazos. Esa puerta debe estar abierta”, señala.

Xavier Narváez, director de Justicia y Vigilancia, explica que en el caso de Bellavista se ordenó abrir la puerta por la denuncia de un morador. “No deben existir puertas cerradas, el que quiere puertas debe tener un guardián. No puede haber una puerta cerrada todo el tiempo, sin guardia. Si hay una queja yo la saco”, señala.

Ambas partes han solicitado una reunión con las autoridades municipales con el fin de llegar a un consenso, inclusive, pidieron a la alcaldesa, Cynthia Viteri, aclare cómo se resolverá este tipo de inconvenientes que no tiene un instructivo de manejo dentro de la ley.