El tren. Es de metal en un 95 %. Es una de las obras más representativas, recuperó sus piezas y aspecto natural.

El lienzo recobra vida

Las icónicas esculturas de Plaza Mayor en la Alborada son reparadas. La iniciativa busca recuperar su identidad e historia.

Cuando el centro comercial Plaza Mayor, ícono de la ciudadela Alborada, se inauguró en 1990, Oswaldo Villón, arquitecto y morador de la cuarta etapa, tenía apenas 20 años. Han pasado 27 años desde entonces. Y lo que un día fue un “lienzo de arte viviente”, un espacio repleto de coloridos murales y esculturas del artista Gonzalo Endara Crow (fallecido en 1996), describe, se fue deteriorando de a poco.

“Plaza Mayor era la mezcla de cultura y arte, un lugar bastante singular que fue fundado con el fin de conjugar el comercio y la cultura... No tenía sus obras cuarteadas, oxidadas, sin pintura, como hasta hace poco”, precisa.

Hoy, sin embargo, este emblemático espacio presenta un panorama diferente. La actual administración, liderada por Ivonne Medina, optó por recuperar la esencia del lugar. Y para ello buscó al artista plástico guayaquileño Fernando Insúa, quien desde hace poco más de un mes está restaurando el tren de 40 metros de extensión, que está colocado sobre la fachada del mall a 12 metros de altura.

“Cuando me llamaron, me dijeron que querían rescatar el aspecto natural de algunas obras. Empecé por la locomotora de metal, que había perdido algunas de sus piezas, las ruedas, el piso interior, el caldero”. Su meta era devolverle ese aspecto rojo de ferrocarril de Sierra Costa que tenía. Por suerte -explica- el centro comercial tenía fotos, planos de la época que mostraban la forma perfecta, la pintura exacta de los materiales.

“Nos ayudamos también de los libros y lienzos de Endara. Los trabajos, todos, los hemos estado haciendo ‘in situ’”, sobre el techo del establecimiento, de 08:00 a 19:00, bajo el sol, junto a una decena de maestros, los siete días de la semana.

Si bien esta no es la primera vez que el mall trata de rescatar la identidad con la que fue creado -como un centro comercial de las artes, un museo, según historiadores-, a decir del artista, sí es la más idónea.

En ocasiones pasadas la restauraciones estuvieron a cargo de estudiantes y empleados de mantenimiento del lugar. Los trabajos de Endara, todos icónicos, son patrimonio cultural, para recuperarlos entonces, teniendo en cuenta que el autor ya no estaba, se necesitaba de personal técnico especializado que no las adultere, que no modifique ciertos detalles, como ha pasado, explica.

Por ahora las icónicas manzanas, hoy deterioradas por el sol, la lluvia y el polvo, que yacen en la esquina de los exteriores de Plaza Mayor; al igual que un enorme mural que forma parte del entorno del tren también serán reconstruidos (ver recuadros).

Las otras esculturas de Endara (14) que dan vistosidad al sitio, entre ellas la Danza de los peces, ubicada en la esquina de la Av. Rodolfo Baquerizo Nazur y calle Segundo Cueva, y que funciona como fuente; Caballo azul, situado en la parte lateral de esta última calle; y decenas de caballos de mar y campanas, inspiradas en sus lienzos, asimismo serán intervenidas en los próximos meses.