¿Qué le pasó a José 'Pepe' Mujica? Lo que se conoce de su muerte

José 'Pepe' Mujica, expresidente de Uruguay y referente de la izquierda latinoamericana, falleció a los 89 años

José 'Pepe' Mujica, el exmandatario uruguayo que conquistó al mundo con su estilo de vida austero y su discurso honesto, falleció este martes 13 de mayo de 2025 en su granja de Rincón del Cerro, a las afueras de Montevideo. Tenía 89 años.

El anuncio lo hizo el presidente de ese país, Yamandú Orsi, a través de sus redes sociales, con un mensaje que reflejó tanto cercanía como dolor: “Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”.

El exguerrillero, símbolo de la izquierda latinoamericana y uno de los políticos más auténticos de la región, había hecho público en abril de 2024 que padecía cáncer de esófago. Lo dijo él mismo, sin rodeos ni voceros. Y también fue él quien, en enero de este año, confirmó que la enfermedad había hecho metástasis. En una entrevista con el semanario Búsqueda, dejó claro que estaba en su tramo final: “Hasta acá llegué”, dijo. Y pidió algo simple: que lo dejaran en paz, sin cámaras, sin entrevistas, en su casa, rodeado de lo que amaba.

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Una despedida en cámara lenta

A pesar de su deseo de tranquilidad, Mujica siguió activo hasta hace poco. Incluso en sus últimos meses recibió a líderes políticos, artistas y periodistas en su hogar. Fue a actos públicos, militó en las elecciones y hasta asistió a la asunción del nuevo Parlamento. Su última aparición fue hace tres meses, en el cierre de campaña del político, Yamandú Orsi, quien terminaría ganando las elecciones presidenciales.

'Pepe' estaba visiblemente debilitado. Las intensas sesiones de radioterapia destruyeron el tumor, pero también su capacidad para alimentarse. “Me dieron 31 bombazos (de rayos) a las siete de la mañana todos los días. Lo hicieron mierda (al cáncer), pero me dejaron un agujero así”, contaba, haciendo un gesto con las manos como quien dibuja una naranja.

La promesa de su esposa Lucía

Su esposa, la exvicepresidenta Lucía Topolansky, fue su compañera hasta el final. El domingo anterior a su muerte, cuando Mujica no pudo asistir a votar en las elecciones departamentales, ella lo resumió así: “Está en una meseta, está a término. Estoy hace más de 40 años con él y voy a estar hasta el final. Eso es lo que le prometí”, dijo en Radio Sarandí.

Y cumplió. Mujica falleció tranquilo, en su hogar, y su último deseo fue sencillo y simbólico: que lo enterraran en su casa, junto a su perra Manuela, la de tres patas, su otra compañera inseparable.

Una vida que fue “una novela”

Nacido en 1935 en Paso de la Arena, un barrio rural de Montevideo, Mujica supo desde joven lo que era la lucha. Hijo de una horticultora y de un pequeño estanciero que murió cuando él tenía seis años, a los 14 ya marchaba en protestas obreras. En los 60 se unió a los Tupamaros, una organización guerrillera. Fue preso político durante la dictadura, escapó dos veces de prisión y terminó siendo uno de los “nueve rehenes” del régimen militar.

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Décadas después, llegó a ser presidente (2010–2015), aunque para él ese cargo fue, según sus propias palabras, “una pavada”. Porque su vida, decía, fue mucho más grande que eso: “Un poco una novela”, resumía con humor.

En el poder y fuera de él, defendió la sobriedad, el amor por el campo y el valor de las pequeñas cosas. Con su tractor, su mate y su casa humilde, mostró que se puede ser líder sin perder humanidad. Su legado político y humano queda en las nuevas generaciones que lo admiraron y lo siguieron. A ellas les dejó un consejo claro: “Vivan con sobriedad, porque cuanto más tenés, menos feliz sos”.

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