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“Vive la France ”

Francia ha decidido seguir siendo digna de su tríptico fundamental, y sin sacrificar la libertad continúa el interminable camino hacia la igualdad, porque sigue creyendo en la fraternidad. Fraternidad, sí, para todos los hombres nacidos o no en su territorio.

Y lo hace pese a la guerra sucia. Habrá que averiguar si es real su origen en países en los cuales la libertad resulta ofensiva, dada su vocación totalitaria. Por eso la Comunidad Europea en pleno ha recibido con satisfacción los resultados electorales. Macron garantiza la adhesión a valores fundamentales que no pueden sacrificarse, buscando salir de la crisis económica todavía no completamente conjugada.

Ahora Francia confió en un hombre vinculado a las finanzas, que intentará hacer su trabajo sin asfixiar más a la amplia clase media y sin recurrir a los clásicos caminos neoconservadores que quieren resolverlo todo bajando los impuestos a los más ricos y suprimiendo los beneficios sociales a los más pobres.

Por supuesto, ni aun sabiendo que el casi 40 % obtenido por Marine Le Pen no está constituido siempre por votos a su favor, es evidente que el descontento de los electores los está llevando a favorecer una derecha que hoy se quiere reconstituir como una nueva fuerza política. Obviamente, también juega en ese resultado electoral el que muchas repúblicas del Viejo Continente y del mundo están buscando entregar la solución de sus conflictos a manos femeninas.

En todo caso, por lo pronto, los franceses han librado a su país y al mundo, de las tentaciones totalitarias, que, exaltando los peores sinsentidos, han querido canalizar el desencanto a su favor, a buena hora, sin lograrlo, por ahora.

Sin duda, pareciera que se hace obligatorio repensar las ideologías intentando reinventarlas y, a la luz de los nuevos tiempos, imprescindible la necesidad de encontrar nuevos caminos, precisamente para perfeccionar ese legado eterno que se resume en su tríptico revolucionario.

Hacen falta hoy nuevos caminos para garantizar la libertad, la igualdad y la fraternidad, entendidas siempre como la reafirmación del hombre libre, porque vive en un mundo equitativo y solidario.