Colombiano, doctor en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud e investigador de la temática de niños y jóvenes en su país y en Latinoamérica. Autor de varios libros y documentos de investigación relacionados con las culturas juveniles y la sociedad.

“La sociedad cohonesta un juvenicidio gota a gota”

Visibilizar el problema que enfrentan los jóvenes para su normal desarrollo en la sociedad es una tarea que Germán Muñoz se ha tomado a pecho. Juvenicidio es el término que ha acuñado para contextualizar todo este asunto, tan amplio que va desde lo que

¿De qué mueren los jóvenes en Guayaquil? ¿De qué mueren los jóvenes en Ecuador? ¿De chikunguña, de pulmonía, tal vez se suicidan o por la droga? La pregunta está lanzada al aire, a la espera de respuestas contundentes. Germán Muñoz González, experto en la temática de los jóvenes y su interrelación con la sociedad, plantea dicha interrogante como necesaria para, desde una investigación profunda, conocer cómo se encuentra el tema del juvenicidio en el país.

Lo que llama ‘juvenicidio’ es un término en construcción, al menos en la parte legal, ¿qué comprende, exactamente?

La palabra juvenicidio es un neologismo. De hecho, si se busca en diccionarios y enciclopedias no lo va a encontrar. Un antecedente que va a servir para entenderlo es la palabra feminicidio, que ha tenido su impacto. Tomando esa raíz, empezamos a hablar del asesinato sistemático de jóvenes, permanente...

Un ‘juvenicidio gota a gota’, señala usted en sus ponencias...

Cuando me preguntan sobre el juvenicidio gota a gota, es porque la eliminación sistemática de los jóvenes en la vida social sucede diariamente, poco a poco; no sucede de una vez y para siempre como cuando hay un asesinato, sino que ocurre lentamente, en dosis mínimas, pero, lo peor, con anuencia y consenso de la población en general.

¿Sistemático? Es decir, ¿se va acabando con los jóvenes en todas las esferas de la vida social?

Eliminación en el último nivel es asesinato. Pero antes de la eliminación física puede suceder que haya eliminación política, cuando a los jóvenes les impiden participar; eliminación social, cuando a los jóvenes les niegan sus derechos; laboral, cuando no tienen acceso a un trabajo decente; mediática o simbólica en términos un poco más amplios, cuando permanentemente les señalan y les discriminan por ser jóvenes, por ser pobres, por ser negros, por ser indígenas.

Germán Muñoz conoce ampliamente de casos. Ejemplifica con Colombia, donde resalta los ‘falsos positivos’: desapariciones forzadas, juicios extrajudiciales y muertes de unos 5.700 jóvenes “que quedan totalmente en la oscuridad porque las realizaron las Fuerzas Armadas de Colombia, engañándolos, ofreciéndoles trabajo para luego vestirlos como guerrilleros, asesinarlos y cobrar por ello”, denuncia.

¿De dónde nace ese juvenicidio gota a gota: del Estado, la ciudadanía, la familia?

De todos esos anteriores. El gota a gota sucede en todos los ámbitos en los cuales los jóvenes se mueven. Desde la casa, el colegio y en la calle, cuando la gente común y corriente discrimina, señala e incluso agrede violentamente a quienes ostentan públicamente otras opciones: por su música diversa, tatuarse, colocarse aretes. Y toda la sociedad en su conjunto cohonesta con este tipo de violencia.

Y una vez iniciado este proceso de investigar el juvenicidio, ¿cómo están reaccionando los Estados y la sociedad?

América Latina es un continente tan diverso que no existe aún una acción conjunta, ni siquiera existe una conciencia clara del fenómeno. ¿Y por qué? Porque no les interesa, porque los jóvenes ni producen ni consumen más de un dólar al día, entonces son prescindibles. Ellos no son objeto de atención en políticas sociales, y eso es tan claro y tan evidente que ni los de izquierda ni los de derecha se han ocupado de ello.