“Nosotros los de entonces...”

Cuánta razón tuvo Pablo Neruda al escribir este verso que resume el ingreso a la vejez. ¡Qué vamos a ser los mismos! La energía, los sueños, el sexo, las pasiones, los gustos, los familiares y amigos ya no son los mismos.

Eres más sabio, pero la niñez y juventud se perdieron en lontananza. Pamplinas aquello de la “juventud prolongada”.

Gracias a Dios y a la vida por el amor, la salud, la esperanza, la fe, la alegría y el optimismo. Afrontemos con madurez y templanza la etapa existencial y preparémonos para la eternidad.

Vivamos plenamente hasta el último día, sirviendo y amando a los demás.

Al final, cada quien tiene la vejez que se merece. Y las bendiciones y dinero también. Se cosecha lo que se sembró.

Fausto Zambrano