“Procurar una vida balanceada en un cuerpo fisico con disciplina y autocontrol”

Nuestro cuerpo es obra perfecta de Dios. Él nos da su gracia en forma de salud para que la cuidemos: la salud física es la que más nos preocupa y cuidamos. La salud mental es la que nos hace pensar positivamente y casi la descuidamos. La salud emocional que nos da equilibrio total para saber amar y dar alegría. Y la salud espiritual que es la menos cuidada y poco conocida.

En este tiempo hay mucho afán en hacer dietas y gimnasia para conservarnos en forma. Es algo muy bueno pero debe estar acompañado de un afán espiritual. Procuremos tener una vida balanceada en un cuerpo físico con disciplina y autocontrol. No darle gusto siempre al cuerpo con lo que nos pide, para controlarlo por el bien de nuestra salud.

No esperemos enfermarnos para recurrir a Dios y al médico. Es muy importante el ejercicio físico para fortalecer los músculos así como el ejercicio espiritual fortalece la vida cristiana.

Dios nos presta el cuerpo, cuidémoslo igual que el alma. Un sabio consejo dice: “Al levantarnos, beber un vaso grande de ‘agradecimiento’; antes de ir al trabajo, una cucharada sopera de ‘buen dia’. En el almuerzo, un plato con ‘alimentos nutritivos y balanceados’. Y cada hora, un comprimido de ‘paciencia’ con una copita de ‘humildad’”. Es muy cierto que “cuando el alma sufre, el cuerpo se queja”.

Martha Reclat de Ortiz