Algo de lo más nefasto y nocivo para una sociedad es que desde el poder se haya incurrido en actos de indelicadeza y corrupción como lo sucedido en la nefasta década correísta, en el que su principal representante fue el expresidente Correa, quien hizo gala y ostentación de despilfarro utilizando indebidamente ingentes recursos públicos que los malgastó en aviones de lujo puestos a su servicio con múltiples viajes al exterior algunos de ellos innecesarios con extensas comitivas e invitados que visitaron muchos países del mundo, otros dispendios fueron los millonarios gastos en las sabatinas.

Incluso hasta hoy que Correa dejó ser presidente, fiel a su estilo de inaudito abuso, mediante un decreto que él lo expidió días antes de fenecer su mandato se hace pagar numerosos guardaespaldas y escoltas para que lo cuiden a él y a su familia, lo que nunca antes había ocurrido con ningún presidente en nuestra historia. Con estos malos ejemplos que desde el poder hacen apología de la corrupción, se está propiciando para que nuestra niñez y juventud crea que es algo muy normal la práctica de estos actos antiéticos y perniciosamente los emule.

Un padre de familia que da mal ejemplo a sus hijos destruye a su familia, un gobernante que lo hace destruye a la sociedad.

Dr. Manuel S. Yépez Andrade