Siempre es propicio recordar cómo se hacen las cosas, por ejemplo en las naciones desarrolladas, cuando de restaurar un servicio a la comunidad se trata. Hace pocos meses en Japón, un gran socavón se llevó una sección de una autopista y las autoridades pusieron todo el contingente y los recursos necesarios para reparar la vía en menos de 48 horas. Dos años atrás en China tiraron abajo el gran puente de Sanyuan sobre una carretera en Pekín y construyeron uno nuevo, asimismo, en menos de 2 días. No pretendo comparar lo que se hace en el Primer Mundo con lo que pasa en nuestro Ecuador subdesarrollado y, encima, vapuleado por tanta corrupción y obras mal hechas, según versión del actual Gobierno. Pero cuando vemos un caos vehicular de más de una semana de duración debido a un simple cambio de juntas de dilatación en un puente, da ganas de llorar de frustración. Es lo que está pasando en Guayaquil con el puente que conecta la Av. Carlos Julio Arosemena con la vía a Daule. La obra lleva ya dos semanas y ahora dicen que la demora se debe a que uno de los materiales necesita secar por cinco días al menos. Me pregunto cómo hacen China y Japón para edificar obras monumentales en pocas horas y sin tantas excusas.

Cecilia Cordero Roque