El guiso o plato de lentejas se atribuye a todo aquel político que “vende” su primogenitura ideológica o partidista, cambiándose fácilmente de bando político hacia quien ostenta el poder, pues los beneficios son obvios, no solo el apoyo mutuo, sino el partir, compartir y repartir ese poder burocrático para agnados, cognados, amigos y recomendados. Es que acceder a un cargo burocrático, es como sacarse la lotería, dependiendo del cargo, pues si es de elección, lo primero que se nota es la adquisición de carros lujosos, casas y vestimenta elegante, gracias al “guiso” de lentejas, por cierto sabroso, con el que se vende la primogenitura partidista y se cambia de “ideología” más rápido que cambiarse de camiseta.

Ab. Fernando Coello Navarro