Lo acontecido con el resultado de la selección de fútbol es la historia de una muerte anunciada. Un inicio arrollador y después el fracaso total, que sin duda tiene que ver con otra cosa que el juego mismo.

Lo que se ha conocido después del partido con Argentina, si bien no es la primera vez, esto llama a la reflexión. Anunciaron la falta, pero que por “respeto a sus familias” no daba a conocer los nombres de los irresponsables jugadores. De manera que el país entero debía desconocer el nombre de esos malos elementos y posiblemente seguir admirándolos ante la desinformación. Quisieron tapar la falta, convirtiéndose en encubridores cuando menos. Para esos dirigentes que así pensaron, poco les importa el país. Deben de creer que los dineros que han manejado les cayó del cielo. Y que por lo tanto no debían ser consecuentes con quienes de una u otra manera los mantienen.

Ahora se sienten ofendidos los infractores y reclaman por no haberse respetado un pacto. Qué cara dura tienen. Y de paso ahora con el circo montado por los acusados de robo al país, que ya mismo resultan unos angelitos con sus fortunas heredadas por arte de magia, se constituye en otro mal ejemplo para los ilusos que creen en nubes rosadas.

Para terminar, un pedido al presidente Moreno para que le devuelva la dignidad a la Patria y los poderes usurpados por el becado, a quien le corresponde en democracia.

Dr. Ignacio Granja Rousseau