Coordinador del Frente de Defensa de las Fuerzas Armadas. Como asambleísta, en el pasado período legislativo, fue el impulsor de las investigaciones de lo que él llama la irresponsable e irregular compra de los helicópteros Dhruv.

“A fiscalizar a este Gobierno”

El mes pasado, un grupo de oficiales militares decidió integrar lo que hoy llaman el Frente de Defensa de las Fuerzas Armadas, que ha convocado a marchas y ha expresado su rechazo a las declaraciones del presidente Rafael Correa y de quien fuera, hasta

¿Qué es el Frente de Defensa de las Fuerzas Armadas que usted coordina?

Es un colectivo, una estrategia organizativa frente a los ataques del poder a las Fuerzas Armadas. El frente no tiene estructura, es logística, comunicación, es un puente de mando que une y ayuda a todas las asociaciones de militares retirados. Son unas 180 en el país.

¿Qué acciones preparan?

Queremos descartar el concepto que maneja el Gobierno cada vez que tiene crisis, que quiere distraer la atención: la conspiración. Este Gobierno saliente tiene que terminar su mandato en mayo del 2017. Y cuando termine, todos deben vigilar las fronteras, los puertos y aeropuertos para que no salgan del país y rindan cuentas.

¿Y cuál es la gran misión?

Yo y todos los ciudadanos vamos a tener un papel importantísimo en el futuro: fiscalizar a este Gobierno sin darle la posibilidad de respiro.

Usted ha dicho que se quiere debilitar a las Fuerzas Armadas. ¿Qué tan afectadas están?

En este momento no tienen capacidad estratégica, operativa y táctica para cumplir adecuadamente con su función.

¿Por qué?

El sistema de alerta temprana de un país es fundamental para su seguridad y defensa y tiene cuatro elementos. El primero, radares que puedan alertarnos; no los tenemos. Segundo, interdicción supersónica; ya se acabó la vida operativa de los aviones Cheetah. Tercero, la artillería antiaérea; que no ha sido renovada ni repotenciada. Y lo peor de todo, no tenemos inteligencia militar. Todos los esfuerzos del Gobierno están ahora en la Secretaría de Inteligencia, que no es de seguridad y defensa, sino una inteligencia política, preocupada de perseguir, escuchar a los adversarios políticos, sacar la lista de oficiales que se levantaron en la ceremonia militar del 27 de febrero.

¿Esa vulnerabilidad de la que usted habla afecta a la lucha contra el narcotráfico?

Ecuador se ha convertido en una base de exportación de droga. Y esto se debe, entre otras cosas, a la pérdida de capacidad estratégica de las Fuerzas Armadas para detectar, prevenir y disuadir.

¿Y qué tanto afecta el hecho de que altos oficiales del Ejército se retiren antes de que les correspondiera salir?

Afecta en todo, también al Issfa, porque van a pedir el pago de sus cesantías y pensiones; eso no estaba planificado.

¿Sabe usted por qué se van?

Se van por la inseguridad jurídica que este Gobierno ha creado, por la incertidumbre, por descontento, por muchas razones. Lo que pase en las Fuerzas Armadas, respecto a los supuestos privilegios que este Gobierno está sacando de manera perversa, en un discurso demagógico de lucha de clases, le va a pasar factura a la Policía Nacional.