He escuchado, en dos instancias diferentes, las opiniones de dos conspicuos representantes del pensamiento estatista. La Sra. Ximena Ponce en un programa de TV, y el Sr. Marcelo Proaño en una entrevista en un programa de opinión. Se cierran, estos dos señores, al concepto de que los empleos que puede dar el Estado son los que dinamizan la economía.

Nadie discute que debe haber burocracia, es necesaria para ciertas actividades, reguladoras o controladoras de los excesos o abusos que se puedan cometer por parte particulares inescrupulosos. De todo hay, desde luego.

En la parte que no coincido es que los empleos del Estado son los que dinamizan la economía. El señor Proaño manifestó que el rol de la empresa privada es fundamental. Lo único rescatable de su alocución.

Por el resto, personas que están o estuvieron en la Asamblea, dejan entrever una voluntad de centralización excesiva, la catalogan como la única vía, sin embargo, ninguno de los dos analizó el origen de los recursos necesarios para que el Estado pueda aumentar los empleos y “dinamizar la economía”.

Estas personas parecen olvidar que el Estado vive, fundamentalmente, de los impuestos que `paga el sector productivo. La visión estatista (cuando es absolutista) es carente de iniciativa, es mesiánica, y, por lo general, propia de quienes están en busca de salvadores, sin percatarse de que la salvación está dentro de cada individuo.

Ing. José M. Jalil Haas