Ahora que se acerca una campaña electoral esperamos que esta sea decente, llena de pasión de ardor y de vehemencia. Pero, nosotros los ecuatorianos que pensamos que nuestra política es como una cloaca, debemos cerrar esa página y refrendar que una campaña política es un campo ideal para enfrentar ideas, programas, no un escenario envenenado donde prima la bajeza de las armas utilizadas, la humillación, la ofensa deliberadamente preparada, el fanatismo desbordado por la calumnia. No somos un país precisamente ejemplo de conductas altruistas y procesos edificantes: la sola violencia, crímenes, corrupción, narcotráfico de los últimos años, solo esto, ya es una carta de presentación bastante deplorable para el mundo.

Pero, nos empecinamos en continuar esta hecatombe política donde lo único que vale es cómo, cuándo y por donde derrotamos y aniquilamos a nuestro rival. El país que se vaya al diablo, los programas, las ideologías y los planteamientos socioeconómicos que se pudran. Hacemos todo lo posible por recoger alcantarillados que arrojan miserias de otros países de la región. ¡Los candidatos deben demostrar en una palabra que la dignidad, la nobleza, la pulcritud siempre deben estar por delante cuando se trata de un destino común!

Eco. Mario Vargas Ochoa