Justo homenaje

Nacido en Tulcán en diciembre de 1933, Julio Rodrigo Paz Delgado es uno de los personajes más representativos del Ecuador, un legítimo ‘Pupo’ del Carchi, que como me explicó mi bisabuelo, es “un ser especial y extraordinario, trabajador, responsable, ordenado y honestísimo, que por su valentía y tenacidad, era capaz de lanzarse espada en mano a batallar en defensa de la Patria, de la libertad y de la democracia”.

Empresario, político y dirigente deportivo, fue ministro de Finanzas en el gobierno de Jaime Roldós, alcalde de Quito de 1988 a 1992, candidato a la presidencia en 1996 y presidente del Consejo Nacional de Modernización (Conam) en el gobierno interino de Fabián Alarcón.

Su labor como alcalde fue vasta y prolífica, ya que abarcó el desarrollo de obras de gran impacto social, sembrando la idea de la importancia del desarrollo de los espacios verdes, creando ambientes importantes y múltiples de recreación, tales como plazas y parques; se esmeró en el mejoramiento de diversos barrios de la capital, recuperó el centro histórico y ejecutó el plan de rehabilitación integral de El Panecillo; restauró iglesias, lavanderías y diseñó el plan de circulación vehicular para el centro histórico de Quito.

Fue de gran impacto el programa de electrificación urbano-marginal, el mejoramiento de la iluminación, la dotación de agua potable a barrios de la ciudad y alcantarillado a otros tantos barrios marginales. Con el proyecto Papallacta se solucionaron los problemas de escasez de agua, que se complementaron con múltiples estaciones de bombeo y construcción de tanques de reserva; además, la construcción de la planta de tratamiento de aguas servidas y la limpieza y mantenimiento de sumideros y tuberías, elevó notablemente la protección frente a contaminaciones perjudiciales para la salud.

Apabullante esa extraordinaria vocación deportiva mantenida por décadas que se cierra con broche de oro, frente a una merecida estatua que perennizará su memoria y su nombre en la mente de los ecuatorianos, que lo recordarán como uno de los más grandes apóstoles del deporte.

Y sigo andando...