Beatriz Bencomo | Sudán arde, Venezuela resiste

Entre Caracas y Jartum hay más cercanía de la que parece: en ambos, la esperanza sigue siendo un acto de desobediencia
El reconocimiento a María Corina Machado no solo marca una decisión política; marca un gesto simbólico. Premia la persistencia civil frente al miedo, la palabra frente a la represión y encarna el reclamo silencioso de millones de venezolanos que, dentro y fuera de su país, resisten desde la dignidad cotidiana.
Y mientras celebramos ese gesto, no puedo dejar de pensar en quienes también fueron nominados y no ganaron: las Salas de Respuesta de Emergencia de Sudán (Emergency Response Rooms), una red de voluntarios que, en medio del colapso total, decidieron seguir cuidando a su gente. Las cámaras giran hacia Caracas, y en mi sien late la certeza de que Sudán sigue ardiendo. Y demasiados latinoamericanos ignoran siquiera en qué continente ocurre este infierno.
¿Quiénes son los más de cuatro mil voluntarios de las ERRS? No son políticos ni líderes de partido. Son estudiantes, médicos, maestros, madres. Mientras el mundo miraba hacia otros conflictos con más cobertura mediática, ellos organizaban comedores en zonas sitiadas, levantaban clínicas en sótanos, compartían lo poco que quedaba mientras la hambruna avanzaba.
Sudán lleva más de un año y medio en guerra civil: más de quince mil muertos, millones de desplazados, una crisis humanitaria que apenas aparece en los noticieros. Y en medio de ese caos, estas salas de emergencia se convirtieron en la única estructura que seguía funcionando. Ellos representan el acto de resistencia comunitaria más loable: el que se construye desde los barrios donde alguien decide que cuidar al vecino es un acto político.
Este año no ganaron el Nobel, pero lo harán alguna vez, sin dudas. Mientras tanto, no olvidemos a quienes sostienen el mundo desde la sombra. Porque sin esos héroes anónimos, ninguna paz sería posible.
Entre Caracas y Jartum hay más cercanía de la que parece: en ambos, la esperanza sigue siendo un acto de desobediencia. La conversación sigue en mis redes.