Editorial | Hay que repensar el Ecuador después del paro
Es necesario que como sociedad asumamos una verdad incómoda: subsidios mal focalizados terminan siendo un problema
El paro que atraviesa nuestro país ha dejado un saldo devastador que va mucho más allá de las cifras económicas. Cada día de protesta ha cobrado no solo millones en pérdidas para el aparato productivo, sino lo más valioso: vidas humanas. Y poner fin a esta crisis no depende únicamente de la voluntad de las partes para sentarse a negociar, sino de una reflexión profunda y honesta sobre el futuro que queremos para el país.
Es necesario que como sociedad asumamos una verdad incómoda pero necesaria: los subsidios mal focalizados terminan siendo un problema, no una solución. Durante años, estos recursos han alimentado actividades ilícitas y generado distorsiones graves en el mercado impidiendo el desarrollo sostenible de los sectores productivos. Hoy son las organizaciones indígenas las que protestan por su eliminación, ayer fue el sector pesquero, que tras décadas de ayuda estatal poco invirtió en modernizar su flota y mejorar su eficiencia.
El nuevo Ecuador debe también construirse con ecuatorianos conscientes de que la transformación del país llega con políticas orientadas hacia la equidad y la sostenibilidad. Es momento de que todos entendamos que el progreso se construye con esfuerzo, inversión productiva y políticas públicas racionales.