Inundaciones

Toda América está siendo azotada por lluvias de gran intensidad y duración, causando pérdidas de vidas, destruyendo caminos, carreteras y viviendas. Ni los países más desarrollados, con eficientes obras de infraestructura y de regulación de avenidas y escorrentías, se han podido librar. Se vuelve vital por parte del Gobierno entrante que en 2020 recupere la sensatez administrativa en la conducción integral. Proyectos millonarios como Dauvin y otros aún no redituables siguen estancados y el país está pagando intereses por dichas inversiones. Hoy se está jugando con el tema del dragado y control de la sedimentación del río Guayas, queriendo esgrimir que limpiando esa formación o islote frente a La Puntilla es la gran solución; eso era un trabajo parcial e indispensable que el actual prefecto tuvo muchos años para acometerlo y no hizo nada. La gran obra que se requiere para controlar la sedimentación no es un tema político ni puede manejarse como un problema aislado, desconectado de la geomorfología de sus 7 subcuencas y múltiples afluentes responsables de la transportación de sedimentos y su acumulación en la cuenca baja del Guayas, que afecta su navegabilidad y crea otros graves problemas. Volviendo al tema de las inundaciones de muchas zonas agrícolas, debo dejar claro que no existen obras de control de inundaciones en ningún sitio del planeta; lo que se construyen son obras hidráulicas de regulación, integradas a un gran sistema de drenaje por bombeo para reducir sus nocivos impactos. Siempre las zonas bajas y medianamente bajas son las más perjudicadas. Resulta sin sentido a esta altura del año, limpiar y desazolvar cauces de ríos y esteros si llueve diluvialmente. Siempre se tiene que hacer uso de la historia de estos fenómenos y ejecutar trabajos antes del invierno, probablemente algunos esteros y ríos muy sinuosos desbordados históricamente tendrían que ser desviados o desbancados de manera oportuna. Existen precipitaciones pico que superan en un solo día las 8” pulgadas de agua (203 mm-0,203 m); si este evento se repite por varias ocasiones, el tamaño de la inundación vendrá acompañado de severas escorrentías y desbordamiento de ríos y esteros que provocarán perjuicios inimaginables, iniciándose una inundación destructora de cosechas, donde la capacidad de drenaje natural de los suelos y de evacuación de ríos y esteros es casi nula. Solo resta priorizar la ayuda a los centros poblados e iniciar un censo de las familias damnificadas, así como un listado de los campesinos perjudicados para buscar soluciones.

Ing. Agr. Pedro Álava G.