Intervenciones y autoritarismo

Las intervenciones son un recurso para resolver problemas que aquejan a instituciones de educación superior-IES, cuya estrategia y plan de intervención, “medidas urgentes”, debieron ser definidos, debatidos y aprobados colectivamente por autoridades y representantes de estamentos de la IES, la Comisión Interventora designada, un consejo asesor y expertos del CES, CACES y Senescyt, para evitar los problemas provocados por la primera intervención (2013-2016) e inmovilismo despótico de esta segunda (octubre 2018 a enero 2021); o su fracaso generalizado en seis universidades estatales que destacan los descriterios de la RC y del rupturismo continuista de Moreno. Hasta la fecha ni el CES ni el CACES, peor Senescyt, difunden los resultados de la primera intervención, como los avances de nueve meses que lleva la segunda, que por resolución deben presentar mensualmente a la comunidad universitaria y a la sociedad guayaquileña impactada por la crisis de su universidad histórica. Ante esta anómala situación, se debe mencionar cómo las reformas a la LOES, promulgadas en agosto de 2018, impulsan un proceso de intervención en la U. de Guayaquil, en octubre, totalmente autoritario y personalista, donde el presidente y miembros de la Comisión de Intervención conforman y asumen todos los poderes del Órgano Colegiado Superior, o Consejo Universitario, y el presidente las funciones de rector (art. 197). Violando, incluso, su propia ley que en su art. 3, “Fines de la ES”, dice: “...responderá al interés público y no estará al servicio de intereses individuales y corporativos”. Parece que el medicamento es peor que la enfermedad. Hay un plan de la CIFI que no se difunde en la comunidad y que no se cumple por carecer supuestamente de financiamiento. Interventores no reciben a docentes y funcionarios que solicitan citas. Hasta la Junta Consultiva acaba de dimitir, pues desde el 29 de octubre de 2018 hasta ahora no se ha definido bien su “rol”, y más bien el interventor-rector decidió reunirla cada tres meses. La CIFI, con poderes omnímodos, siembra miedo en todos para cosechar pasividad pero produce malestar y repudio.