La presidenta del Consejo Nacional Electoral recientemente presentó al presidente de la Asamblea Legislativa un proyecto de reformas al Código de la Democracia, el cual para mi criterio es insuficiente, pues no ataca la raíz del problema, los gobiernos de corte populista, los cuales, unos pasaron a la historia por corruptos, y otros por ineptos; cualquiera de las dos circunstancias antes mencionadas son reprochables.

¿Cuál es la raíz del problema? y ¿qué debió incluir el proyecto de reformas?, se preguntarán los lectores. La raíz del problema es que no se establecen requisitos mínimos que permitan determinar si el aspirante a cualquier candidatura ha llevado una vida proba, si se encuentra o no capacitado con los conocimientos requeridos, debidamente comprobados, y apto para desempeñar el cargo al que aspira acceder por voto popular. En resumen, procurar decantar la posibilidad de caer una vez más en las garras de pillos y/o ineptos populistas, cuyos gobiernos encarnan la corrupción, el abuso y la impunidad.

¿Cómo evitar que charlatanes populistas lleguen al poder? La fórmula es que el aspirante a la Presidencia de la República, Prefectura o Gobierno Municipal, presente su programa de gobierno, el plan de trabajo en el que se determinen los problemas en las diversas áreas, tales como salud, trabajo, educación, vialidad, etc.; que presenten las soluciones a dichos problemas, la forma de realizarlas y de financiarlas, así como el modelo de gestión económico y político que adoptaría en su gobierno. Dicho programa de gobierno debería ser sometido al análisis de la academia, vía comisiones integradas por los decanos de las facultades cuyas áreas constan en el programa de gobierno del aspirante a candidato, de suerte tal, que si la propuesta es irrealizable o carece de los sustentos requeridos, no se califique ni apruebe la precandidatura; de tal manera que generemos en el electorado cultura política, al elevar el debate sobre los planes y modelos de gobierno presentados y debatidos por los candidatos. Esto debió incluir, la insuficiente reforma electoral.