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Ximena Peña, Asambleísta de Alianza PAIS
Peña. La única candidata mujer repite la misma retórica de siempre.EXPRESO

Instantáneas coronavíricas - Retóricos, delincuentes y criaturas

El discurso de los políticos es una canasta de paja y tópicos. El correísmo descubrió la manera de poner en fuga a un convicto. Los jóvenes son la gran decepción política del año.

Mensajes para leer en diagonal

“Debemos recuperar la esperanza, reforzar nuestros valores como sociedad, transformar este país con honestidad y trabajo, así como también adecentar la política, para que deje de ser esa…”, etcétera.

“Con profunda humildad y compromiso con la Patria, con las mujeres, con los jóvenes, con los migrantes, con los pobres y con los ciudadanos que aspiran nuevos liderazgos, pero también evidencia de trabajo y transparencia…”, etcétera.

“Vivimos momentos especiales, fuerzas sociales tóxicas como el odio, la ira, la corrupción se han apoderado del país en un momento en que el miedo a la pandemia nos paraliza como una amenaza real, por una parte, y por otra nos impele a ser más cautos, nos prepara para…”, etcétera.

“El país vive un momento histórico, el proceso electoral se encuentra afectado por la división y la falta de cohesión de las fuerzas políticas, el inminente escenario es una contienda donde…”, etcétera.

“Vamos a iniciar una nueva etapa en la historia de nuestro Ecuador. Su transformación no depende de una sola persona, será un trabajo de equipo, de talentos y de hombres y mujeres como ustedes. Vamos a ganar estas elecciones por…”, etcétera.

Los mensajes de Andrés Arauz (aceptando su candidatura), Fernando Balda (cambiando la Presidencia por la Asamblea), José Serrano (deponiendo una postulación de la que no se tenía noticia), Ximena Peña (anunciando la suya) y Otto Sonnenholzner (retirándola) son tan predecibles y vacíos, tan desabridos y obtusos, que resultan intercambiables. En un alarde de vanidosa confianza en sus propias e inexistentes habilidades retóricas, llenaron hasta tres cuartillas de paja y tópicos con la esperanza vana de que alguien los leyera. Creyéndose tan originales, tan únicos, tan distintos. Incapaces de distinguir en sus palabras lo que para un observador imparcial salta a la vista: la anquilosada política contra la que dicen luchar. Si el Ecuador está en crisis (y lo está) esa retórica repetitiva hasta la náusea explica por qué.

CNE. ELECCIONES- precandidatos

Las precandidaturas se escogen a pocas horas de que termine el plazo para las primarias

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El ex secretario de Inteligencia, Pablo Romero, fue condenado a 9 años de prisión.
Romero. No tiene posibilidades de ganar pero sí, quizás, de escapar.Cortesía

Un secuestrador a la Asamblea

Lo pusieron en el puesto 12 de la lista nacional de candidatos a la Asamblea para que pase de agache. Pablo Romero, el exdirector de Inteligencia del correísmo, condenado a 9 años de prisión por el secuestro de Fernando Balda, no tiene la más remota esperanza de alcanzar uno de los 15 escaños en disputa pero Rafael Correa, que fue quien armó las listas, decidió ponerlo ahí. ¿Para qué? ¿A cambio de qué?

Imposible olvidar que Correa se desveló por Romero. Cuando éste se hallaba refugiado en España y la amenaza de la extradición pesaba sobre su cabeza, el expresidente se jugó para salvarlo. Viajó a Madrid, movió sus contactos e implicó al mismísimo Pablo Iglesias (que seguramente no puede negarle ningún favor por elementales razones de contabilidad) con la esperanza de burlar a la justicia. En España fue un escandalete que dio de comer por semanas a la oposición: que el vicepresidente de Gobierno conspire para interferir en un proceso judicial es (aunque Correa no lo entienda e Iglesias se lo envidie) impresentable.

Un convicto a la Asamblea: los correístas no hacen otra cosa que aprovechar “las posibilidades que les franquea la ley”, para usar la feliz frase de un asambleísta discapacitado. Una ley que ellos mismos crearon. Porque los correístas, más que escribir leyes, trazaban coartadas. La Constitución de Montecristi permite que un convicto se postule a un cargo de elección popular (la tan denostada Constitución de 1998 lo prohibía expresamente) y el Código de la Democracia le otorga inmunidad mientras sea candidato. Y claro: una Asamblea putrefacta como la actual, la mitad de cuyos miembros tiene cuentas pendientes con la justicia, no iba a mover un dedo para reformar este despropósito.

Así que Romero, que sabe tantas cosas sobre el secuestro de Balda, cerró la boca durante el juicio y cargó él solito con la culpa. ¿Es la candidatura un premio a su silencio? Sólo tiene que esperar a que empiece la campaña para mandarse a cambiar de país, como acostumbran los suyos. ¿Ese es su plan? ¿Y el de Rafael Correa?

romero

Pablo Romero, condenado por el secuestro de Balda, es propuesto como precandidato a la Asamblea

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Inty Gronneberg, científico ecuatoriano
Grønneberg. Cambiar la política... cuando cambie.EXPRESO

¿Estos son los jóvenes que renovarán la política?

La obsesión por la juventud es el nuevo fetiche de la política. Supone que tener menos de 40 años es, en sí mismo, un mérito, como si Daniel Salcedo, Daniel Mendoza y los cachorros Bucaram no demostraran a gritos lo contrario. ¿Será mejor la nueva Asamblea, con el 25 por ciento de jóvenes?

Joven es Andrés Arauz, el juguete nuevo de Rafael Correa. Él piensa que “el dinero -y lo dice en serio- se crea de la nada”. Y como es joven, se juega por los de su generación aunque le parezcan un desastre. De Otto Sonnen-holzner, por ejemplo, dice que es “corresponsable de la tragedia sanitaria y económica del país”. Y añade a renglón seguido: debería estar en la papeleta. Por joven. Quizás es una manera de autojustificarse, como miembro del equipo responsable de la tragedia del país.

También Fernando Balda, tipo oscuro donde los hay, amigo de la gente más tenebrosa del uribismo en Colombia, es joven. Político profesional financiado por anónimas chequeras: “Yo tengo mis amigos -explicó como si fuera lo normal-: al uno le digo ‘necesito dos carros’; al otro, ‘tantos pasajes de avión’; al otro, que mis abogados se muevan…”. ¿Quiénes son esos amigos? ¿Qué compromiso tiene con ellos? Misterio. Ahora aspira a un escaño en la Asamblea y Carlos Vera cree que será “un gran fiscalizador”. ¿Por qué? Adivinen. Exacto, porque es joven.

Otro sub 40 dio de qué hablar en estos días: Inty Grønneberg. Él no es un corrupto. No es un político oscuro. Todo lo contrario: es un científico destacado y honesto con una visión nueva del mundo y de la vida. La Izquierda Democrática quiso lanzarlo a la Presidencia, pero él desistió. El sábado lo explicó en el Twitter: “Durante casi un año -escribió- he estado caminando junto a mi equipo, buscando iniciar un proyecto de renovación REAL de la política. Sin embargo, creo que la renovación se la debe hacer con transparencia. Esto se dará cuando las intenciones sean fidedignas”. ¿Qué ocurrió? Quién sabe. Grønneberg no parece consciente de la radical falta de transparencia de su tuit. Como él, muchos jóvenes inquietos lamentan que las viejas prácticas les impidan entrar en la política para transformarla. En otras palabras: para que los jóvenes emprendan la “renovación REAL de la política”, la política debe renovarse primero. ¿No es decepcionante?

Mensaje de Rafael desde Bélgica, 19 ago. 20

Instantáneas coronavíricas - Correa se sincera hasta el ridículo

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