Innovar, por ejemplo, y no aburrirse (I)

Cada vez que algunas personas me dicen que se aburren, la palabrita me recuerda a los asnos. No es peyorativa la comparación. Por Platero, por ejemplo, tengo mucha simpatía. Durante mis años mozos, leer a Juan Ramón Jiménez me educó en la ternura que permite amar a seres que injustamente llamamos irracionales, instintivos, pero que son capaces de evidenciar sentimientos con mayor fuerza que algunos humanos.

¿Cómo pueden determinados jóvenes aburrirse?, me pregunto, en una sociedad plena de entretenimientos y algunos de ellos de tan fácil acceso, tal cual el encendido de un televisor, de paso a distancia y con capacidad de cambiar canales al gusto. Muy aburrido se debe estar para no haber disfrutado del fútbol del domingo. O de las elecciones en España. O de la lectura de un buen libro. O de un café con amigos.

La misma receta sirve para los mayores. El aburrimiento es una sensación producida por el cansancio de no estar en nada, aunque aparentemente se mantenga una intensa actividad que, por mal nombre, se atreven a llamar social.

¿No cree usted, estimado lector, que además, si prefiere estar solo, hay mucho en qué pensar?

El Ecuador se está yendo al carajo y tal vez usted tenga algunas ideas para tratar de evitarlo. Los temas en los que puede contribuir son múltiples. Dependen de su formación académica o de su curiosidad y vocación. Puede tratar de pensar en la economía, no únicamente en la suya, por supuesto; la crisis que vive nuestra patria tiene machacada la ya maltrecha economía de muchos y conviene pensar en qué se puede hacer. Igual respecto a lo político, y lo social, y lo cultural. Innovar es posible en todos los campos y resulta obligatorio hacerlo, creando la institucionalidad requerida para lograrlo. La cuestión es sumar capacidades y recursos.

Ayer veía en un programa de televisión que se hablaba de innovación participativa. Se trataba de impulsar los cultivos tradicionales andinos y su sabiduría ancestral, con modernas tecnologías, compartiendo los beneficios entre los empresarios y las comunidades de agricultores. Hay tanto por hacer. Hagámoslo.

huertaf@granasa.com.ec