Indolencia cruel

Ubicado el Ecuador en el número 117 entre los países corruptos, se lo conoce también como “la tierra de la sangre”, al haber difundido la noticia de que en nuestras carreteras han fallecido 1.433 personas en 8 meses a un promedio de 6 diarios, lo cual significa un derramamiento de 15.046 pintas de sangre, o sea 7.165 litros de este vital elemento. ¿Podemos denominarnos un país en vías de desarrollo o seguimos en la era de las cavernas? ¿Se imaginan lo que habría significado el poder contar con 1.433 pintas donadas en los bancos de sangre del país y cuántas vidas se habrían salvado con ellas?

Horroriza la indolencia, desidia o cobardía de ciertas autoridades de tránsito, que ante estas escalofriantes cifras, no han arbitrado acciones para un mejor y adecuado control por temor a los sindicatos de profesionales (¿?) del volante, ya que para controlar tamaño descalabro deberán aplicarse las siguientes medidas:

Incrementar el valor de las penas y multas, ya que somos tan mal llevados que actuamos no por criterio sino por miedo a la sanción; ordenar que desde la fábrica, todos los vehículos tengan un alto a la velocidad en el sentido de que mecánicamente no puedan bajo ninguna circunstancia sobrepasar la velocidad de 100 km por hora.

Las inspecciones mecánicas deberán ser correctas y exhaustivas a nivel estructural, llantas y motores; en el certificado de la revisión constará el nombre del revisor, quien será responsable solidario de lo que suceda con dicho automotor.

Ante la entrega de licencias falsificadas, deberán canjearse todas por otras que tengan un diseño con chips y marca electrónica, renovables cada 5 años.

Todos los conductores deberán pasar un examen teórico-práctico cada 5 años, mediante un curso corto que sería impartido en las aulas de colegios, universidades y escuelas politécnicas.

Deberán sustituirse los radares de las carreteras por otros de alta tecnología y seguridad, que tengan incorporado el sistema de antidetector.

Todo cuanto hagamos en beneficio de la vida, la salud y la seguridad de los ecuatorianos será encomiable. ¿Cuándo comenzamos?

Y sigo andando...