El indigenismo en el Ecuador en su flanco político, y desde luego en su connotación antropológica y cultural, sigue inmovilizado en una postura sectaria, atrapado en un cepo ideológico de izquierda que ha impedido al movimiento trascender hacia un genuino protagonismo autónomo y sin los evidentes tutelajes que siempre han sabido utilizar y manipular esta importante franja social del Ecuador.

Solo cuando un liderazgo robusto, visionario y si se quiere transgresor logre rescatarlo de ancestrales y maniqueos paradigmas que han logrado impedir que nuestro indio mire no solo a la tierra como su contexto de vida sino también a un mundo que le ofrece un abanico de oportunidades y retos en lo académico, empresarial y en lo político, llegará la hora de un indigenismo que se reinvente con coraje para despojarse de la trampa fundamentalista y asuma el reto de desmantelar aquella insensata liturgia de embalsamar una identidad cultural en esa bóveda conceptual, convertida en la sepulturera de las legítimas aspiraciones del indio ecuatoriano hacia su completa y merecida redención.

¿Se logrará escapar al fin de la némesis que les relegó a ser solo el estribo de otros oportunistas intereses?

Augusto Osorio Madera