Por que tanta indiferencia a la escalofriante corrupcion, inseguridad y violencia en que vivimos

Los ecuatorianos somos difíciles de entender. ¿Por qué si diariamente leemos y vemos en diferentes medios de comunicación la gran cantidad de asaltos, robos y crímenes por acciones delictivas del narcotráfico y delincuencia común, permanecemos inmutables y nos limitamos a llorar a cada quien lo sucedido, pero no hacemos nada como colectivo poblacional? ¿Por qué no se dan marchas ni protestas por tanta corrupción, asaltos, robos y asesinatos? Si estamos viviendo estos acontecimientos es inconcebible permanecer indiferentes. Con ira y dolor somos testigos pasivos de hechos bochornosos, salvajes e irracionales que suceden incluso a vista y paciencia de autoridades. Ya cansan con el mismo estribillo de que según sus estadísticas han “bajado los actos delincuenciales“. Los ciudadanos que somos los más afectados nos despreocupamos por la vida propia y del prójimo, pero sí protestamos porque nos suben el precio de la energía eléctrica y el agua, etc. Es inexplicable, cuesta entender tanta indiferencia a la corrupción, a la integridad y vida de las personas, que constituye el bien jurídico más preciado y debería recibir mayor atención de los diferentes poderes y órganos del Estado. En consecuencia y ante la situación endeble de nuestras autoridades en el combate a la corrupción, la inseguridad ciudadana y contención de la violencia, somos los ciudadanos los que debemos tomar protagonismo activo y entender que la participación ciudadana responsable es esencial para contener y reducir estos graves problemas que nos agobian. No podemos dejar de comentar lo que la narcoactividad le ha hecho a nuestro país, pasando de consumidor a país puente de las drogas hacia otros países, aumentando el consumo interno, creando mercados locales con la permisividad de la población indiferente de los vecindarios donde viven.

Ec. Mario Vargas Ochoa