Comercio. Desde temprano, los clientes que compraban en El Sabrosón formaban una fila hasta la esquina.

Los hornados, con buen cierre de ano

Cada fiesta tiene su propio aroma y la del fin de año es el hornado de cerdo o pavo. Todavía no asomaba la aurora y lo largo de la calle Los Ríos y sus alrededores Sabrosón, Sabrocito y Sanduchón despertaban las papilas gustativas del barrio y de quienes madrugaron a comprar la comida que fue su cena final del año.

Los tres locales, que son negocios íconos de Guayaquil, abrieron a las cinco de la mañana. A las 08:00 la fila de los clientes del Sabrosón daba hasta la esquina. Su propietario, Gustavo Peralta, dijo a Diario EXPRESO que las ventas de diciembre en comparación con el 2015 subieron en un 80 %.

¿Cómo lo logró en tiempo de contracción económica?

“Manteniendo la calidad, el mismo precio del año anterior, mucho trabajo y fe en Dios”, indicó Peralta.

Las ventas subieron tanto que benefició también a los vendedores ambulantes de mote y relleno, a este grupo se sumaron las personas que dejaron de tener un trabajo formal, entre ellas está Birmania Villegas. Ella laboró en un hotel de cinco estrellas, pero salió de él. Teniendo la sazón de la comida gourmet se puso a preparar relleno y a vender la tarrina a 10 dólares fuera de El Sabrosón.

Los hoteles que ofrecieron cena a domicilio, como el Oro Verde y el Unicentro, también tuvieron éxito, precisamente porque ofrecieron menús al alcance de todo bolsillo.

Así, entre el aroma de los hornados el 2016 dio paso al nuevo año.