Donald Trump y Hillary Clinton durante su primer debate electoral en septiembre.

La hora de Clinton o Trump

Impuestos, gasto público, proteccionismo: en relación a la economía, los dos candidatos a la Casa Blanca tienen visiones radicalmente opuestas. Hillary Clinton representa la continuidad, mientras que Donald Trump seduce o asusta con sus propuestas radi

Impuestos, gasto público, proteccionismo: en relación a la economía, los dos candidatos a la Casa Blanca tienen visiones radicalmente opuestas. Hillary Clinton representa la continuidad, mientras que Donald Trump seduce o asusta con sus propuestas radicales.

Pero aunque numerosos economistas del mundo académico, incluso de agencias calificadoras, se alarman del “peligro” que representa Trump para la prosperidad estadounidense, no faltan pequeños empresarios así como inversores que estiman que los planes del candidato republicano serían beneficiosos para la economía.

Esta ambivalencia se refleja en una encuesta de la CNBC a medio centenar de economistas y operadores financieros de Wall Street: 82 % piensa que Clinton ganará, pero 46 % contra 39 % estima que a pesar de todo la política del magnate favorecerá la economía.

Otro sondeo realizado en octubre por Pepperdine/Graziadio Business School de Los Angeles a 1.353 pequeños empresarios del país mostró que una mayoría de ellos prefiere a Trump por sus posiciones sobre el seguro de salud (55 % contra 45 % a favor de Clinton), así como sobre los impuestos (66 % contra 34 %) y el comercio (55 % contra 45 %).

Trump promete en su proyecto económico 3,5 % a 4 % de crecimiento (contra 1,8 % proyectado para 2016), reduciendo el impuesto a las empresas de 35 % a 15 % y bajando los tributos de los contribuyentes más ricos (con la franja más elevada pasando de 39,6 % a 33 %), lo que sin embargo incrementaría fuertemente el déficit presupuestario.

También ofrece renegociar los acuerdos comerciales, suprimir la ley Obamacare de seguro de salud y erigir un muro para detener la inmigración.

El plan de la exjefa de la diplomacia es, por el contrario, más redistributivo. Planea aumentar los impuestos a los más ricos, elevar el salario mínimo federal, facilitar la gratuidad de las universidades locales para los sectores más pobres y reformar solamente el programa Obamacare. También se incrementaría el déficit, aunque en menor medida.

Pero Trump alarma al mundo académico: al menos 370 profesionales y expertos universitarios en economía, incluidos premios Nobel, han llamado a “elegir a otro candidato” en lugar del magnate, quien, según ellos, representa “una opción peligrosa y destructiva para el país”. El propio FMI está alarmado por el espectro del proteccionismo que -de Trump a Brexit- “amenaza al crecimiento mundial”.

En lo inmediato, un triunfo de Tump, principalmente si surge de una elección reñida, con recuento de votos, como sucedió en 2000 en Florida entre Al Gore y George W. Bush, hará caer a Wall Street.

Demócrata

La política experimentada

Hoy, Hillary Clinton está más cerca de saber si toda una vida de empeño puede por fin dar sus frutos y convertirse en la primera mujer presidenta de EE. UU., reivindicándose así como un eterno Ave Fénix.

Experta en capear escándalos políticos y personales, Clinton se ha especializado en apretar los dientes y seguir adelante. Ayer obtuvo un respiro con la decisión del FBI de no presentar cargos en su contra por el caso de los correos cuando era secretaria de Estado. En las primarias demócratas salió vencedora, pero después de una larga y espinosa lucha contra su rival Bernie Sanders. La etapa traía recuerdos amargos. En 2008 perdió las primarias demócratas ante el joven y encantador senador Barack Obama tras una vida entera de lucha y progreso no exenta de escándalos.

En su época de primera dama, su iniciativa para impulsar una reforma sanitaria la situó como la primera esposa presidencial que no se limitaba a decorar las fotografías, pero aquella vez también perdió en el primer asalto. Y tuvo que afrontar el escándalo sexual que casi le costó el cargo a Bill Clinton, por su relación con la becaria Mónica Lewinsky.

Como una de sus señas de identidad, no cejó en su empeño, y cuando aún ocupaba su puesto en la Casa Blanca, y su marido finalizaba su mandato, se presentó como senadora por Nueva York (2001-2008), desde donde logró una pequeña victoria en esa materia al extender el acceso a la salud a los más pequeños.

La candidata demócrata a la Casa Blanca centró su carrera en la defensa de los derechos de los niños y las mujeres desde un punto de vista más ejecutivo, lo que le ha valido el sello de confianza en su labor por las familias del país.

Nacida en 1947 en Chicago, en 1969 ingresó a la facultad de derecho de Yale, donde conoció a Bill Clinton, con quien se casó en 1975 y tuvo a Chelsea, su única hija. La ex primera dama de Arkansas, ex primera dama del país, exsenadora y ex secretaria de Estado volvió a subir al ring para pelear. Su último asalto será contra Trump.

El FBI no la demandará

El director del FBI, James Comey, comunicó ayer al Congreso de EE. UU. que una reciente revisión de nuevos correos electrónicos no cambió la conclusión a la que la agencia llegó en julio, de que no ameritaba presentar cargos en el caso del uso de un servidor privado por parte de Clinton.

Republicano

El empresario impulsivo

Excesivo, arrogante y sin experiencia política, Trump no parecía personificar las cualidades de un candidato que pretende llegar a la Casa Blanca. Pero con su energía indomable y su ilimitado ego, el magnate republicano de 70 años se impuso como un duro adversario de la extremadamente experimentada Hillary.

Con discursos corrosivos que bailan al son de las frustraciones e inseguridades de los estadounidenses en un mundo en mutación, se convirtió en la voz del cambio para millones de ellos. Y ha hecho explotar el partido, incapaz de comprender a sus electores.

Antes de lanzar su campaña en junio de 2015, el empresario era sobre todo conocido por su inmensa fortuna, por sus hoteles de lujo, campos de golf y casinos que llevan su nombre, sus divorcios de revista y por ser el animador estrella del programa de telerrealidad ‘El Aprendiz’.

Todo eso lo hizo una cara conocida en los hogares estadounidenses.

Pero demostró ser un formidable animal político, el millonario héroe improbable de la clase trabajadora, prometiendo “devolver a Estados Unidos su grandeza”.

Ofrece soluciones simples a problemas complejos: para detener la inmigración clandestina quiere construir un muro en la frontera mexicana, pagado por México. Habla de expulsar a los 11 millones de indocumentados.

Durante la campaña, insultó a mujeres, musulmanes, latinos y alienó a los negros. Una decena de mujeres lo acusaron de pasados besos robados y gestos sexuales inapropiados.

Nacido en 1946 en Nueva York, fue el cuarto de los cinco hijos de Frederick y Mary Trump. A los 13 años, sus padres lo enviaron a una academia militar para tratar de calmar su temperamento volcánico. Luego estudió Economía y se dedicó a los negocios. En 1974 tomó las riendas de la empresa de su padre, quien había hecho millones con la construcción. Tres veces casado, tiene cinco hijos.

El detenido es republicano

Austyn Crites, quien fue detenido el sábado en Reno, Nevada, durante un mitin de Trump, es un republicano registrado de 33 años de edad. Ayer aseguró a medios de EE. UU. que fue por cuenta propia al evento, con un cartel que decía “Republicanos contra Trump”. No se le encontró ningún arma.