Los hinchas de Independiente nunca dejaron de soñar

Los hinchas de Independiente nunca dejaron de sonar

El escenario resultó pequeño. Ocho mil aficionados abarrotaron anoche el estadio Rumiñahui de esta ciudad para seguir por televisión la primera final de la Copa Libertadores de América. El finalista Independiente del Valle es de Sangolquí, que está a 1

El escenario resultó pequeño. Ocho mil aficionados abarrotaron anoche el estadio Rumiñahui de esta ciudad para seguir por televisión la primera final de la Copa Libertadores de América.

El finalista Independiente del Valle es de Sangolquí, que está a 15 kilómetros de la capital. Cuatro pantallas gigantes fueron ubicadas estratégicamente en la cancha.

Grandes y chicos, hombres y mujeres se dieron cita al estadio. La banda de música del Municipio de Rumiñahui calentaba el ambiente.

Esteban Cruz se sentía como pez en el agua, con su hijo Giovanni, de 14 años. “Nosotros podíamos quedarnos en la casa viendo el partido. Pero no es lo mismo. El fútbol se vive mejor entre la multitud”.

Cada vez que llegaba el balón al goleador José Angulo, todo el estadio se entusiasmaba.

Pero esa euforia se apagó con el gol del colombiano Orlando Berrío. El silencio fue total. Luego de unos minutos reaccionaron y nuevamente se escuchó fuerte el sonido de los pitos y se volvieron a flamear las banderas negriazules.

Cuando llegó el gol del agónico empate de Arturo Mina, se desató un verdadero carnaval y el grito de ¡Independiente, Independiente!... retumbó hasta el infinito.