Guerra, politica y paz

Mañana es el Día Internacional de la Paz, que todo el mundo celebrará. Es más importante para los países desangrados por guerras fratricidas, pues las sociedades aspiran a que su vida transcurra en un ambiente de paz. Sin embargo, esta vieja aspiración se enfrenta con diferentes tipos de conflictos económicos, fronterizos, geopolíticos, religiosos, etc. que la hacen esquiva; es una búsqueda y una esperanza.

La paz es uno de los más altos valores de la humanidad. Solo con ella se da crecimiento, desarrollo y progreso económico. En su marco social la humanidad busca innovar y ser potencia creadora para inventar, formular nuevas ideas, productos y descubrimientos científicos. Por ella se proyectan los caminos más adecuados para el beneficio de las colectividades.

La guerra como fenómeno social atípico, fractura y destruye los caminos y senderos de la paz, por donde transitan el progreso y bienestar. No es un simple enfrentamiento armado, violento, criminal y de exterminio entre dos fuerzas, sino un proceso que devasta a vencedores y vencidos. También la política es un factor presente, dinámico y activo para generar guerra y paz. Por eso con razón se ha dicho que una buena política de paz es siempre una preparación para la guerra. Y que esta es una lucha política por otros medios.

La humanidad registra grandes confrontaciones en su historia, las cuales han destruido miles de millones de recursos económicos, materiales, sociales y humanos. Por eso es bueno que dos grandes conflictos bélicos actuales que han venido concitando la atención de la humanidad, la guerra en Siria y el conflicto colombiano, vayan encontrando mecanismos para la paz. El conflicto armado de Colombia nació en 1948, con el asesinato de un líder liberal. Desde ahí hasta hoy, más de 200 mil personas han muerto y miles han sido heridos. Lo mismo ha sucedido con las luchas armadas en Siria: en cuatro años registran más 400 mil muertos. Esto dice que las fuerzas destructoras de la paz siempre están dispuestas a generar luchas y guerras de exterminio.

Cuando la política es guiada por la preservación de los grandes valores humanos, puede encontrar el camino idóneo para la paz. Ojalá que Siria y Colombia encuentren la vía adecuada para enrumbarse a esa paz tan necesaria para ambos pueblos y que esta sea definitiva.