La retirada. La última ceremonia militar del Batallón del Suburbio fue ayer. En ella el general Edmundo Salvador entregó al alcalde Jaime Nebot las llaves de las instalaciones.

Guayaquil se queda con el cuartel simbolo del suburbio

El terreno de 69 hectáreas, en el que se instaló hace 47 años un grupo de soldados ecuatorianos para dar seguridad al sector, fue entregado oficialmente ayer al mediodía al Municipio de Guayaquil, en una emotiva ceremonia castrense.

Acabaron los toques de dianas a las cinco de la mañana, los cantos de los soldados en sus ejercicios matinales y las retretas nocturnas en lo que hasta ayer fue el cuartel militar Batallón del Suburbio, ubicado junto al estero Salado, en la 40 y la J.

El terreno de 69 hectáreas, en el que se instaló hace 47 años un grupo de soldados ecuatorianos para dar seguridad al sector, fue entregado oficialmente ayer al mediodía al Municipio de Guayaquil, en una emotiva ceremonia castrense. En ella se hizo la última formación del personal, se arrió el banderín insignia y se dio el último parte militar.

El general Edmundo Salvador, comandante de la II División del Ejército, entregó al alcalde Jaime Nebot Saadi un cofre con el que simbólicamente le daba las llaves de un reparto que se instaló en la década del setenta, durante el gobierno del general Guillermo Rodríguez Lara, en instalaciones precarias de caña y tabla, como eran entonces las construcciones de este populoso sector de la ciudad.

“Aquí se quedan nuestras fuerzas de resistencia. Aquí se quedan nuestros vecinos que aprendieron a vivir con el soldado... A partir de ahora somos parte de los recuerdos. Nos vamos con la satisfacción del deber cumplido”, dijo Salvador en un discurso en el que exaltó el trabajo del contingente militar que cumplió con su misión.

La orden general 41 del 4 de marzo de 2015, con la que el Ejército decidió entregar los terrenos al Municipio de Guayaquil en un proceso que ha tardado dos años, reseña cuáles fueron las intenciones de su creación: mejorar los niveles de seguridad, ser parte del vecindario, conocer sus necesidades y ejecutar medidas paliativas para solucionar las necesidades prioritarias de la población.

Todo se hizo y el alcalde Jaime Nebot lo reconoció en su discurso. “No solo fue la instalación de un grupo de militares que ayudaron a controlar la delincuencia en el suburbio, (además) hicieron mucha obra social”, manifestó.

En agradecimiento a la trascendencia de esa unidad militar, en la que se instalaron las compañías de ingenieros, de comunicaciones y la banda de música, y en la que se dio instrucción militar a decenas de levas de conscriptos, el alcalde anunció que el nombre permanecerá en el lugar.

Batallón del Suburbio es el nombre escogido para la cuarta estación de la Metrovía que se construirá en parte de esos terrenos, donde también se edificarán otras obras para beneficio de la colectividad. “Ustedes estarán aquí siempre. Guayaquil lleva la impronta del Batallón del Suburbio”, expresó Nebot a los militares, con quienes después brindó con champán.

Un sector que nació en los 50

Hace 70 años nació el suburbio de Guayaquil, a orillas del estero Salado, con el relleno de los esteros, a punta de basura, cascajo y lodo.

Sus primeros habitantes fueron los expulsados de los llamados conventillos del centro de Guayaquil, a los que se sumaron después decenas de personas procedentes de otras ciudades del país, que encontraron allí un espacio para levantar sus casas.

El imparable crecimiento poblacional llevó a las autoridades a tomar medidas para frenar los índices delictivos en un sector que cada vez más le ganaba terreno al estero Salado con los rellenos.

La llegada del Batallón del Ejército en la década del 70 llevó a bautizar a sus alrededores como ‘Batallón del Suburbio’.

Con el tiempo, las construcciones de caña y madera fueron cambiadas por otras de cemento. En el lugar se construyó después el hospital Abel Gilbert (Guayaquil) y estaciones de bomberos y de policías. El suburbio se convirtió posteriormente en una de las parroquias más populosas de la ciudad.