Juan Alberto, de 10 años, y Julian Sebastián, de 7, acompañaron a su padre en la protesta, este jueves 6 de junio. (Vicente Tagle / Expreso)

En Guayaquil, un hombre se encadena porque sus hijos “no tienen donde estudiar”

Sus dos hijos lo acompañaban en su protesta. Con carteles en mano, aguantando un sol inclemente, permanecieron en la Columna de los Próceres.

Una vieja cadena rodeaba su cuello y sus pies. La había anclado a los pies de la estatua que representa a José de Antepara, uno de los héroes de la Columna de los Próceres del parque Centenario. Todo porque, según él, no le quieren dar matrícula a sus hijos en una escuela pública de Guayaquil. Y al final, su reclamo tuvo la respuesta esperada.

Freddy Alberto Gómez Villegas, de 43 años, es el hombre que este jueves 6 de junio se mostró desesperado porque sus hijos “no tienen dónde estudiar”. Junto a él, Juan Alberto, de 10 años, y Julian Sebastián, de 7, con carteles en mano y aguantando un sol inclemente. Y rodeándolos, seis policías que trataban de convencerlo que se soltara las cadenas y se baje, que debía reclamar de otra manera.

“¿Cómo más voy a reclamar si cuando fui a la Subsecretaría de Educación se me burlaron”, les respondió. Y enseguida sacó una hoja, fechada 30 de mayo de 2019 y suscrita por la licenciada Johanna Vargas Matamoros, analista de Apoyo, Seguimiento y Regulación del Ministerio de Educación, en la que se leía una respuesta de 4 líneas donde resaltaba: “Se comunica a usted que el requerimiento fue validado y al momento no contamos con cupos disponibles para el nivel solicitado”.

Algo enérgico, pero firme, le decía a los uniformados que “yo hace 4 años me separé de los hijos... Bueno, me mato pues si no consigo nada. Ya con la madre de mis hijos he pasado tanto... Ella tiene otra pareja y puede encargarse de ellos”.

Posteriormente utilizó el teléfono de un periodista, quien afirmó que lo puso en contacto con la subsecretaria de Educación, Érika Laínez. A ella le explicó que “esto ya lo vengo peleando hace dos años; el año pasado tuve que ponerlo en escuela particular y llevamos dos años peleando por esta matrícula. Mis hijos siguen matriculados en Salitre, cuando somos de Guayaquil”.

En menos de dos minutos de diálogo, le dijo a la subsecretaria, en tono de aclaración y amenaza: “Mire, señorita, yo voy a creer en su palabra y sino cumplen voy a hacer algo mucho más grande; me recordarán en este país”.

Gómez asegura que a sus hijos les debe tocar en el colegio emblemático Leonidas García —vive en la Sergio Toral, al noroeste de la ciudad— pero dijo que esa asignación a Salitre es algo ilógico. Los niños van a tercero y sexto de básica.

Personal de la Defensoría del Pueblo también se acercó, pero les manifestó que la indignación más grande es que en la propia Subsecretaría se le hayan burlado.

“No me bajaré de aquí, no me sacaré estas cadenas hasta que alguien me responda”, agregó mientras esperaba la llegada de la autoridad de Educación. Cerca de las 12:35 personal de la Dinapen se acercó a hablar con él y lo convenció de quitarse las cadenas y bajarse.

Más tarde, la subsecretaria de Educación, Érika Laínez, le aseguró a EXPRESO que los niños de forma inmediata podrán incorporarse a la Unidad Educativa Juan Javier Espinoza, situada en la cooperativa Sergio Toral, donde habita Gómez, y que paralelamente se sancionará a quien le comunicó que no había cupos.

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