Guayaquil, ciudad de octubre

Al iniciarse el mes de Guayaquil vale hacer acopio de los conceptos que conforman la idiosincrasia de esta tierra de historia, protagonismo, abolengo y fe en el futuro. Guayaquil es diversa y se regocija en su diversidad. Sus habitantes provienen de todos los confines de la patria y exteriores que hicieron de esta su cuna y lar para vivir. Es individualista por antonomasia, emprendedora por vocación, política por su proyección y reúne en sus confines los flancos ideológicos del liberalismo y del marxismo y socialismo. Es la ciudad ecuatoriana por excelencia; puede mostrar con legítima satisfacción todos los pergaminos de la historia que forjó en pos de su propia independencia y luego en su protagónico rol en la liberación del Ecuador.

Es en esa circunstancia que se cuece su manera de ser y actuar. Una visión que va del concepto a la práctica. Guayaquil es ciudad de comerciantes e industriales, pero es también la cuna de muchos de los talentos más preclaros del arte en la música, la poesía, la literatura y la pintura. El individualismo no le impide ser el dínamo de la filantropía y el voluntariado. Es cuna del liberalismo, y al mismo tiempo observante de la multiplicidad de religiones que han hallado acá un campo fértil para su diseminación. Mantiene una pugna ambivalente y no siempre exitosa contra el centralismo. Ha sido depredada y rescatada. Vive muchas veces a espaldas de su propia geografía de puerto y de río, pero una y otra vez los suyos la homenajean por ser cálida, alegre, extrovertida y amante del agua. Guayaquil es el Astillero, la pasión del fútbol, y las noches de parranda.

Y todas estas expresiones tienen un contenido económico que hace de Guayaquil y de su provincia los dínamos de crecimiento y desarrollo, centro de comercio, industria y agricultura que aportan su contingente aun en los tiempos en que la economía está venida a menos. Su modelo de administración, forjado a lo largo de casi tres décadas de administración competente, es sensato, fiscalmente conservador, riguroso, imaginativo, y ejemplo de lo que se consigue con una buena gestión que tiene en la mira al interés público.

Por eso y muchas otras razones que cada cual contribuye, la saludamos y la honramos, y nos declaramos una vez más orgullosos de vivir en su regazo.