
Un guayaco en Julliard
César Parreño es el primer estudiante local en ser aceptado a la prestigiosa escuela de artes. Se especializará en canto lírico.
Aunque César Parreño amaba cantar, nunca soñó con ser cantante.
Le preocupaba el estigma asociado con hacer arte en Ecuador. “Siempre se dice que en el país hacer arte es sinónimo de morirse de hambre”, recuerda con el cejo fruncido.
Durante un año y medio aguantó estoicamente las materias de negocios que cursaba en una universidad local, hasta que la lírica voz de su maestra lo ayudó a vencer sus temores.
Beatriz Gil podía identificarse con su alumno de veinte años. Aunque proviene de una familia de artistas, y entre risas comenta que cantó antes de hablar, tampoco quería dedicarse a la música.
“Yo entré a estudiar Odontología, porque tenía mis dudas sobre el canto. Pero finalmente mi papá me convenció. Cuando empecé a trabajar con César, hace dos años, supe lo prodigiosa que era su voz, entonces entendía sus reticencias, pero era casi un sacrilegio dejar que su voz se perdiera en el mundo de los negocios”, asevera.
Y tuvo la razón. El joven es el primer guayaquileño en haber sido aceptado a la escuela Julliard, uno de los institutos de artes más prestigiosos del mundo, y de cuyas aulas han salido actores como Robin Williams y músicos como Itzhak Perlman.
Días antes de partir, el chico de tez blanca y ojos cálidos rememora con cariño sus inicios en el canto dentro de su coro colegial y como ídolo de las verbenas estudiantiles. Acepta que el canto lírico le cambió la vida.
“Entré a la escuela María Callas y me encantó. El canto lírico me cautivó”. No obstante coincide en que, en la urbe, es un campo en el que aún falta desarrollo. “Alguna vez Guayaquil fue una cuna de la ópera. Ahora hay limitantes, porque no es un género que mucha gente conoce”.
La maestra Gil comparte su opinión. “El canto lírico no es una profesión muy buscada. Hay una impresión errónea de que lo clásico es aburrido y hay mucho desconocimiento. Es necesario que se generen espacios para darle cabida. Para eso, sin embargo, se necesita la colaboración de las empresas privadas y del Estado”.
Parreño no sabe qué le depara el destino. Lo que sí tiene claro es que quiere volver al país después de terminar su formación en Julliard. “Quiero aportar en el impulso del canto lírico en Ecuador”.
Las voces líricas del continente
Con el fin de abrir espacios para el género, Gil y su madre, la emblemática cantante Beatriz Parra, fundaron el Festival Internacional de Canto Lírico Santiago de Guayaquil. Este cuenta con la participación de cantantes locales e internacionales y busca brindar una ventana a los ciudadanos para dar a conocer las óperas, zarzuelas y operetas que se cantan en este género. La segunda edición del encuentro se llevó a cabo hace pocas semanas.