Monitoreo. Una ballena gris en aguas de la laguna de San Ignacio, donde 122 cetáceos permanecen este mes.

En la guarida de la ballena gris

Cerca de una zona llamada La Freidera, a orillas de la Laguna de San Ignacio -en la costa occidental de la península de Baja California- se esconde la guarida de la ballena gris.

Antonio Aguilar le canta corridos a las ballenas porque “a ellas les gusta que les hablen bonito”. Y mientras navega va susurrando contra el viento el cancionero popular de los pescadores de Baja California Sur. No se sabe si por la melodía aguda y rasgada de Antonio, o porque son tan “amigables” como dicen, pero poco a poco van emergiendo a la superficie unas criaturas de 12 a 14 metros. Y cuando uno observa la magnitud de la bestia gris al lado de la lancha, entiende por qué los griegos decidieron apodarlas los monstruos del mar.

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