La visita se portó mal al final. Tras el tercer gol de Ecuador, los hinchas venezolanos empezaron a lanzar objetos hacia la barra local. La policía intervino y detuvo a varios problemáticos.

Para golear tambien se sufre

Cayó el pitazo final y tras la victoria sobre Venezuela, los tricolores se juntaron en la cancha sur. Formaron un círculo, levantaron las manos y aplaudieron a los 27 mil asistentes al Olímpico Atahualpa.

cayó el pitazo final y tras la victoria sobre Venezuela, los tricolores se juntaron en la cancha sur. Formaron un círculo, levantaron las manos y aplaudieron a los 27 mil asistentes al Olímpico Atahualpa. Fue su manera de agradecer el apoyo durante 90 minutos, en los que más hubo angustia e impotencia. La felicidad solo llegó en la recta final, cuando cayeron los goles.

Y los hinchas devolvieron el gesto con aplausos. Reconocieron el esfuerzo de los jugadores porque, después de todo, Ecuador hizo un gran partido, goleó y terminó la agenda de 2016 en zona de clasificación al Mundial de Rusia.

Durante el primer tiempo hubo un monólogo ecuatoriano. La Tricolor atacó por las bandas, llegó hasta la última línea y falló en la finalización. Valencia, Ibarra, Felipe Caicedo, Miler Bolaños..., todos en, al menos una oportunidad, pudieron rematar al arco, pero ninguno lo hizo con la puntería necesaria para abrir el marcador. Por ello, la ansiedad se apoderó de las gradas. Los aplausos, los gritos de apoyo, empezaron a convertirse en reclamos. Ya era hora de meter un gol y los dirigidos por Gustavo Quinteros seguían fallando. Durante la etapa inicial desperdiciaron cuatro claras.

En el arranque del segundo tiempo apareció Arturo Mina para anotar de cabeza. El zaguero central que no solo se encargó de cumplir un excelente partido en su zona, también se dio modos para lanzarse al ataque y abrir el marcador.

Debido a que su tanto cayó a los 51 minutos, se esperaba que cambie la realidad tricolor. Pero nuevamente la puntería se convirtió en su principal enemigo. Felipe Caicedo no pudo de cabeza dentro del área y en otra oportunidad desde el filo del área, Valencia estrelló el balón en el poste, Miler desvió el balón dentro del área chica.

Gustavo Quinteros, parado en la zona técnica, no se desesperaba, miraba el partido quieto y cruzado de brazos. Rara vez gritaba algo para corregir. No había más por hacer. No desde su posición. Solo en los minutos finales, cuando Venezuela ya no tenía físico para seguir la velocidad de los locales, cayeron dos tantos más, gracias a Miler Bolaños (83’) y Enner Valencia (86’).

Esos dos goles fueron gritados a rabiar. Eran los que aseguraban la victoria. Con el gol de Mina no bastaba porque Venezuela jamás renunció al ataque y dio un par de sustos. Ya con esos dos goles, llegó la calma. Y mientras se festejaban estos tantos, los seleccionados fallaron dos claras más. Después de todo, así fue durante los noventa minutos y hasta en eso fueron regulares.